• CAPITULO 35 •

2.4K 145 53
                                    

—Mmmh... —Tiró de mi labio inferior haciéndome jadear. —Yo no se, pero creo que este ha sido el mejor sexo que hemos tenido—Me acurruqué sobre su pecho que aún estaba jadeando por el orgasmo.

—Para mi todos son perfectos Sevilla.—sus brazos rodean mi cintura sin dejarme ir, en verdad que esta sensación es única.

—Creo que ya es hora de irnos, ahora si que se nos ha hecho tarde y puede que hasta ya hayan llegado los tíos. —Suspiré—Este es mi lugar favorito.

—¿En medio de la carretera?—Reímos.

—¡No! En tus brazos. Es acogedor, Seguro, cálido, y ademas estás tú—Sonreí.

—También es mi Lugar Favorito. Juro que me quedaría aquí por siempre...

—Alabado sea el anticonceptivo que tenía en mi bolso—Reímos—Ya es hora de comprar más Pasquarelli.

—Claro que si Sevilla, ahorita los compramos en el súper.

Tras unos minutos de quedarnos así, abrazados, sudados y tranquilizándonos, me acomodé en mi asiento y me coloqué bien el vestido, arreglé mi cabello y ya estábamos yendo hacía el super.

Una hora después ya veníamos cargados de bolsas, traíamos de todo. Compramos pastelitos, bebidas, bocadillos, cajas de condones, quisimos comprar también un juguete sexual que es un anillo vibrado, se supone que al colocarlo cuando tenemos relaciones emite vibraciones placenteras y no se que cosas más decían en la caja. Así que lo compramos.

Al llegar a mi casa Ruggero dice que dejemos la bolsa de nosotros en su coche para que no se vayan a confundir su familia y vea los montones de condones que llevábamos.

Los autos de mis tíos ya estaban fuera, Pasquarelli venía cargando todas las bolsas hasta el comedor, le he dicho que le ayudo pero dijo "¿Y dejar que te lastimes? ¡Jamás!"

Mi familia estaba en el comedor, mientras que los primos estaban en la sala de estar, mi mirada se fue a parar al chico que estaba sentado con los brazos cruzados rodeado de mis primas las fastidiosas. Era Agustín.

—Ya dejen a mi amigo Arañas Venenosas.—Las tres me fulminaron.

—Hola...—Nos saluda Agustín, lo saludamos también y nos sentamos a un lado de él. Enfrente estaba mi primo Mateo en el teléfono...

—¿Desde hace cuanto que estás aquí? Creía que te irías a alguna fiesta o algo por el estilo.—Ruggero pasa un brazo por mis hombros.

—Si iba a irme, pero tú madre me ha encontrado apenas yéndome y me ha invitado al cumpleaños de Mathias. Ese chico nunca me cayó bien...

—A nadie—Rodé los ojos.

—Entonces si te cae tan mal ¿porque le has dicho a la Señora Sevilla que si vendrías?

—¿La verdad? Supuse que Karol estaría sola, no la quería dejar con esta bola de primos que no se llevan bien.—Mateo lo miró de reojo con la ceja levantada—Claro, a excepción de Mateo.

—Pues yo estoy aquí, no hay problema—Ataca Ruggero.

—Si, no me acordé de ti Pasquarelli.

—Entonces... ¿Quieren algo de beber? Puedo traerles alcohol o...

—No gracias Karol—Ambos contestan al mismo tiempo, aunque debió de haberme dado risa más bien se sintió raro escucharlos hablar igual. Tal vez después de todo si sería una noche algo larga para mí.

Tras media hora de estar charlando con ellos, mi madre me llama porque me necesita en la cocina. Estuve acomodando los cubiertos y todo en el comedor, saludé a las personas que estaban ahí, coloqué los pastelitos en el centro de mesa, pero me di cuenta que no tenía mi teléfono a la mano. Entonces al terminar de hacer todo aquello, me dirigí de nuevo a la sala de estar, ahí seguían los chicos charlando.

—¿Buscas esto Primita?—Me sobre saltè al escuchar la horrible voz de Mathias mi primo, el hermano de Mateo.

—Si, dámelo. —Se lo quise tomar, pero lo colocó muy alto lo cual era imposible poder alcanzarlo—¡Dámelo!

Él solo se reía—¿Por?—En eso siento a una persona a un lado mío, era Agustín.

—¿Ocurre algo? ¿Te está molestando?

—No me quiere dar mi teléfono el muy imbécil.

—Devuélvele el teléfono Mathias, sino quieres causar algún Problema Conmigo.

—Vaya, Vaya, Vaya. Y yo creía que eras muy Santita Sevilla, Pero hasta resulta que La Niña hasta nos salió Pornografica.

—¿¡Qué has dicho?!—Mi amigo dio un paso enfrente—¡No te permito que le hables así! ¡Ahora devuélvele el jodido teléfono o si no...!

—¡Si no que!

—¿¡En verdad quieres averiguarlo?!—Sostuve de la mano a Agustín antes de que se lanzara encima de Mathias, quien solo lo miraba con mucha gracia. No me había puesto a pensar, "¿Pornografica?" ¿Que rayos me quiso dar entender con eso?

—Estas llena de sorpresa Karol. Todos en la familia te consideran "La rarita" de las primas, la que no hace nada, la que no rompe ni un solo plato. Pero... —Desbloquea mi teléfono con gracia—¿qué pasaría si llegasen a ver las fotos con tu novio teniendo Sexo salvaje frente al espejo?—Ríe cínicamente, oh mierda. Gira el teléfono dejando ver una foto con Ruggero en plena acción. Oh mierda, Oh mierda, Oh mierda... esto no es nada bueno, no es ¡Nada bueno!

—Yo creo que nunca debiste de haber hecho eso. ¿No te han dicho que no debes de tomar las cosas que no son tuyas?—Seguía en shock, lo único que pude escuchar fue la voz de mi novio detrás de nosotros, caminando hacia Mathias quien lo miraba horrorizado—Dime, Niñito, ¿qué tú no sabes mi regla número uno de todo hombre en el instituto?

—N-o...  Yo... —Mathias se iba retrocediendo al paso que Ruggero se iba acercando cada vez más a él.

—Regla número uno. Quien se meta con mi novia, la agreda física, emocional o sexualmente... —Suspira—Es hombre muerto.

Decidí cerrar los ojos al escuchar el impacto del puño de Ruggero en Mathias. Lo cual hizo que sintiera lo que tenía en mi mano... La mano de Agustín se fue aflojando poco a poco hasta soltarmela por completo. Abrí mis ojos para verlo. Tenía la mirada ida en algún punto del suelo, ¿qué le pasa? Tiene los ojos cristalizados con la nariz roja. ¿Está llorando?

—¿Agustin?—Levanta la mirada por un breve instante para conectar con la mía—¿Te encuentras bien?

—....No.—Y las lágrimas resbalan por su mejilla.

Digan Yo Al que quiera otro capituló :D

No se olviden de votar para que me den ganas de publicar mas seguido :)

Pobre Agustín...

Mabel Paz ✌️

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora