• CAPITULO 60 •

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Karol Sevilla

Nos encontrábamos ya en el living del hotel esperando al taxi mientras que Ruggero y Agustín estaban hablando con el de recepción para preguntarle donde sería bueno ir a comer.

Y lo mire, a ese chico que siempre me saca de mis casillas. Se nota que esta cambiando, me ha sorprendió mucho que ha accedido a entrar al cine junto con Chucho, ese chico no es malo, pero Ruggero siempre se toma todo a mal. Y con ese pequeño ejemplo del cine me demuestra que en verdad quiere cambiar a bien... me encanta.

—¿Crees que Agustin tiene mucho trasero?—Me sacó de los pensamientos Valentina—Para tener el abdomen plano tiene mucho trasero.

—Pues supongo que también trabaja glúteos cuando hace ejercicio.

—¿Será? Yo también quiero hacer lo que tú haces para tener mucho trasero, o sea, ¡tengo muy poco!—Reí.

—Créeme, aquí entre los cuatro tú eres la que más tiene.

—Pues no lo sé...—Aún riéndome tomé mi teléfono para entretenerme, pero la primera imagen que vi no era una muy bonita que digamos—¿Ese es Logan?—Me quita el teléfono, ajá, era Logan en una foto con Regina.

Se me partió el alma cuando empecé a ver sus ojos humedecerse, en verdad odio ver a la gente llorar. Y mucho menos cuando trataba de mi mejor amiga. Ella y Agustín eran de un corazón duro, y se que cuando lloraban era porque en verdad les había dolido tanto.

—No debe de ser nada, solamente han de ser muy buenos amigos.

—Claro, una foto abrazando a una chica y de descripción puso un corazón rojo—Me entregó el teléfono—Fui una idiota. Creo que al final Candelaria tenía razón y que todos me van a querer por ser una cara bonita.

—Ey, No digas eso... No dejes que estas vacaciones las arruine alguien que en verdad no vale la pena.

—Para mi si valía la pena, y mucho—Suspira—Pero esta bien.

Sin saber que decirle, solo la tomé de la mano para darle a entender que sentía lo que estaba pasando.

—Bien, el recepcionista nos dijo que si queríamos comer algo típico de aquí nos podíamos ir al mercado. Pero que tuviéramos mucho cuidado porque era un lugar algo peligroso.

—Así que guarden muy bien sus teléfonos porque...—Agustín volteo a ver el mío, donde estaba la foto de aquellos dos, y se quedó callado.

—Mierda—Dijo Ruggero, refiriéndose a la foto.

Agustín volteó a ver a la rubia quien se estaba poniendo unos lentes que quien sabe de donde los había sacado. Caminó hasta ella haciendo que se parara del sofá y le dio un abrazo. ¿De que me perdí? Ruggero y yo nos quedamos boca abierta por lo sucedido.

—Ya Rubia, ese hijo de puta se la va a ver conmigo cuando regresemos.

—No...—Ella lo abrazaba más fuerte del cuello—Ya no quiero saber nada de él.

—Déjalo, él sabía que tú verías la foto, él solo te quiere hacer daño. No le des lo que quiere.

Me paré del asiento para ir con Ruggero y caminar hasta la salida, creo que ellos necesitan un poco de privacidad.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora