• CAPITULO 42 •

2.3K 141 25
                                    

A la mañana siguiente sentí el pesado brazo de Ruggero rodeando mi cintura, anoche se había quedado a dormir -No hicimos Nada claramente- y aunque me encantaba despertar y tenerlo a mi lado, odiaba la idea que no aceptara nuestra ruptura. Sentía prácticamente como si me estuviera obligando a estar con él, lo cual no es cierto porque a mi me encanta demasiado, y no le quería decir nada cuando me ha dicho eso, no quería iniciar otra discusión, sabía que la había cagado, yo, sabía que la había cagado yo, y no quería cagarla aún más.

Son las siete de la mañana, hemos dormido súper poco pero tenemos que ir a la escuela, y si no nos alistamos ¡Ya! Perderíamos la primera clase.

—Mmmh... No hay que ir Sevilla, quedémonos en casa hoy.

—No me gusta faltar, anda, Párate Pasquarelli porque se nos hará tarde.

A duras penas nos levantamos, me metí a la ducha rápido y me alisté con unos pantalones ajustados y una sudadera. Mientras que Ruggero se daba una ducha yo me fui a la cocina para preparar el desayuno. No pasó mucho cuando Ruggero ya bajaba cambiado de ropa, eso es lo bueno de que Agustín deje su ropa aquí.

—Buenos días hermosa durmiente—Se acercó hasta a mi y me dio un beso en la mejilla—¿Te ayudo en algo?

—Coloca los platos sobre la mesa, ya casi están los panqueques.

—Bien...—Se aleja para tomarlos—He dormido muy bien a tu lado... —No contesté nada, y al terminar los panqueques, los serví y me senté frente a él—¿Te sucede algo? Estas muy callada, te dije que si tenías sueño que nos quedemos en casa, no hace falta que vayamos a la escuela, no quiero que te estés durmiendo en las clases.

—Tenemos que hablar—Dije sin más, mirándolo a los ojos, este no le tomó tanta importancia pues desvió su mirada de la mía hacia su plato.

—¿Sobre?

—Nosotros—No contestó, así que decidí seguir hablando—Tienes que entender, que nuestra relación se ha acabado—Su mirada se clavó en la mía, pensando su próxima respuesta, como si estuviera estudiando mi rostro.

—Y tú debes entender, que lo que dices es una estupidez. Tú y yo seguimos juntos, o dime ¿Porque quieres terminar? 

—Porque eres manipulador.

—Te protejo, eso es todo.

—No me proteges, me celas. Y eso no funciona conmigo ¿Vale?

—Pues no, no lo acepto. Yo lo único que quiero es que estés bien, Sevilla, Yo te amo. Te amo y se que me amas. Y sería una estupidez que terminemos nuestra relación.

—Es mi decision.

—¿Hablas de que te gustaría verme con otra chica?—¿Qué? Oh, joder, no hablará en serio ¿no?—Dime, ¿Te gustaría?—Coloca sus brazos sobre la mesa y acerca su rostro al mío lo más cerca posible—Y dime la verdad.

—No, pero ahora estas soltero, así que estás en todo tu derecho de buscarte a otra—Auch, dolió.

—Ya...—Se sienta bien en su silla y comienza a comer de nuevo—Pues a mi no me gustaría verte con nadie más ¿Si? Con nadie. Y no quiero estar con otra persona que no seas tú. Así que ponte a terminar tu desayuno porque dentro de muy poco tenemos que entrar al instituto ¿Okey?—Sonríe—Te amo Preciosa.

(...)

Nos dirigíamos hacia el colegio ya, tan sólo faltaban unos minutos para que empezaran las clases pero al final de cuentas íbamos a buen tiempo.

—Karol, quiero hablar contigo sobre otra cosa—Me miró de reojo posando su mano en mi pierna.

—Dime.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora