• CAPITULO 61 •

1.8K 114 90
                                    

Al acabar de comer y que Agustín nos lo invitara, le dimos una buena propina a la señora a la vez que le pregunté algo.

—Disculpe, Como ya sabrá hace mucho que no venimos a Mexico y no sabemos lo que podemos hacer, o que lugares visitar...

—Vayan a Xochimilco—Dijo interrumpiéndome—Se ve que son unos chicos aventados, y si quieren aventuras pueden ir ahí. Rentar una trajinera, e ir a la isla de las muñecas.

—Oh no, Ya he escuchado hablar de la isla de las muñecas en internet. Créanme, no quieren ir ahí.

—Yo si quiero ir Valentina—Le dije—Suena divertido.

—¿Hablas en serio Karol?

—Si, Digo, ¿No estaría padre?—Los miré—Estaría padre explorar un poco más sobre la cultura mexicana.

—Yo opino igual que Karol—Indica Agustin—Te servirá para distraerte rubia, puedes tomarte una foto súper sexy y subirla a tu Instagram para que el estúpido de Logan vea que no te afectó en lo mínimo y que andas festejando en México.

—¡Me apunto!—Creo que la convenció. Todos volteamos a ver a Ruggero quien solo nos miraba con las manos en los bolsillo.

—¿Qué? Yo no pongo peros, por mi encantado de ir.

—¡Sii!—Grité.

—Pero mi recomendación es que no estén ahí de noche, no da miedo el lugar, pero algunas personas dicen que está maldito—Me reí a mis adentros  ver el rostro de mis amigos, Yo nunca he creído en esas cosas y se que solo son mitos.

Minutos después ya nos encontrábamos caminando por el largo mercado viendo cada cosa que vendían, o más bien parándonos en cada puesto que le gustaba a Valentina... Ya llevaba un par de blusas, unas pulseras y tres lentes de sol que le encantaron y no pudo escoger uno solo.

—Te verías bien con esta blusa—Agustín me señaló una blusa muy colorida del maniquí, pero yo no he venido para medirme ropa y mucho menos comprarla.

—Así estoy bien—Reí, y se fue hasta con Valentina para seguir viendo la ropa. —¡Ey!—Me quité un gran sombrero de charro que me habían puesto en la cabeza.

—Pero que hermosa mi charro—Ruggero estaba tras de mi—Incluso con un gran sombrero negro te sigues bien igual de guapa.—Tal vez pareciera algo cliché o cursi, pero se lo coloqué para después acariciarle sus mejillas.

—Aquí el único guapo eres tú.

Ambos nos quedamos mirando por unos momentos, y juro que sentía como si toda la gente y el ruido a nuestro alrededor desapareciera. Tomándome ahora él de la mejilla haciéndome acercar más y más a él... un poco más... colocándome de puntillas...

—¡Un sombrero de Charro!—Nos separamos al instante cuando Agustín corrió junto con la rubia a nosotros quitándole el sombrero—¡Me lo llevo! ¡Sin duda me lo llevo!

—¿Para que quieres un sombrero tan grande, Gordinflón?

—¿Y tú para que quieres tantas blusas? Es obvio que un chico guapo como yo con un sombrero como este enamoraría a cualquiera.

—Pero tú no las quieres enamorar—Le dije.

—Pero así me las llevo más rápido a la cama. Además se viene la fiesta de disfraces del instituto—Voltea a mirar a Ruggero—¿Porqué no te llevas un sombrero también? Vamos, te verás genial vestido de charro.

—Yo paso.

—¿Porqué? Te verás muy lindo—Le dije.

—Ya tengo otro disfraz en mente—Me sonrió, pero de esas sonrisas misteriosas que no tienes ni puta idea si es que habla en doble sentido o solo hizo un simple comentario.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora