• CAPÍTULO 85 •

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—¡Buenos Días Princesa!

—Buenos días Papi—Me acerqué hasta donde estaba Fabián leyendo el periódico y le di un beso en la mejilla.

—No sabía que te habías quedado, ¿Quieres que prepare algo de desayunar? O podemos ir a un lugar en especial si es de tu agrado.

—No hace falta, Si quieres preparo panqueques, no es por nada pero es mi especialidad—Reímos, y tras estarlos preparando, bajó Chucho ya bañado y cambiado. Me pregunto si Edwin se habrá quedado con Valentina en su casa o si habrá llegado aquí.

—Huele delicioso, ¿Te ayudo Karol?

—Pon los cubiertos, ya casi están listos.

—Bien, Oye Tío, hoy por la mañana me llegó un correo donde una despachadora de vino quiere hacer un contrato con nosotros. Dejé los papeles sobre tu despacho por si quieres darle una ojeada.

—Eso haré, ¿Cómo te ha ido? ¿Has sabido llevar todo en orden?

—Si, ya firme contrato con unas personas que querían asociarse—Chucho trabajaba para Fabián, él se encargaba de hacer todos los negocios de sus pequeños bares y sus distribuidoras de vino. Gracias a él es que Fabián se expandió aún más con sus negocios, tiene locales por casi toda la República y se quiere expandir hacia Estados Unidos, y ni hablar de su bar en Las Vegas. Son como el Chicago, solo que más grandes y va más gente exitosa.

Minutos después coloqué un plato en el centro de la mesa con una jarra de agua de sabor, y me senté a un lado de Fabián frente a chucho.

—¿Y ya pensaste que vas a estudiar?

—Oh, yo no, pero mis padres ya me dijeron que estudiaré administración de empresa. Quieren heredarme la marca y no se que cosa.

—¿No era que no querías nada que ver con ella?

—Y no quiero, pero creo que no tengo de otra. Creo que siempre ha sido mi destino desde que nací.

—Oh, he hablado con el decano de la universidad de Buenos Aires, dice que sí me hará el favor de meterlas a ti y a tu amiga. Ahora solo dime en donde quieres quedarte, aún hay cupos en la residencia, o te puedes quedar en alguna fraternidad.

—Supongo que en una fraternidad—Sonreí.

—Bien, le mandaré un correo al decano de que las quiero a ambas en alguna fraternidad, todo para que mi niña se sienta cómoda.

—Ow, Te quiero mucho.

—Y yo a ti pequeña—Esa noticia me había gustado mucho, por fin no tenía que preocuparme por una universidad ni tampoco en que lugar me quedaría, creo que después de todo tenía todo ya arreglado.

Ruggero Pasquarelli

—¿Iras por tu chica, viejo?—Me encontraba en casa de Jorge, junto con Logan viendo la televisión.

—Aún no lo sé.

—¿Quieres que le partamos la madre a ese cabrón?

—No me vendría mal, pero le prometí a Karol que ya no volvería a hacer eso.

—Con una mierda—Habló Logan—Mínimo no estás jodido como yo. Ahora tengo que aguantar a la rubia y a su estúpido novio Mexicano, Dios, cuánto daría por volver a ser yo quien la bese, quien haga tonterías con ella y que se meta en problemas conmigo. Pero lo tuvo que conocer a él. Joder.

—No es para tanto viejo, ayer te tiraste a la Kimberly, y ella está que se moja cada vez que te ve. Si, ella no tiene una gran melena rubia, ni grandes tetas o un gran culo como Valentina pero...

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora