•CAPITULO 47• "1/3"

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—¡Ruggero!—Me gritó Karol con una enorme sonrisa mientras que sacudía su mano en el aire, sentía que cada segundo que pasaba la rabia en mi iba creciendo más y más.

—Lo dejaré a tu criterio, ya es tu decisión pensar lo que quieras pensar como... ¿qué hacían en el bosque?—Y se marchó. Veía como ambos se acercaban a mi, Karol con una enorme sonrisa mientras que el otro imbécil perdió su mirada en los árboles.

—Ey, Hola ¿Damos una vuelta? Simón nos está esperando en el río.

—Bien, Los acompaño—Le dije, Karol se adelantó a caminar, así que aproveché para tomar de la manga a Michael—Creo que no te ha quedado claro ¿Cierto?

—Ayer me ha quedado muy en claro que seguirás mandando a golpearme, pero tranquilo,  que eso no se lo diré a Karol—Suspira, y tras unos segundos mirando a Karol vuelve a hablar—A veces la veo y digo ¿Porqué tiene tan mala suerte de tener a alguien como tú en su vida?—Lo fulminé, no podía golpearlo, no aquí.

—Y que. ¿Tú si eres bueno para ella o que?

—Pues creo que si.—Se soltó de mi agarre y caminó tras ella. Mierda.

Karol Sevilla

El resto del día fue muy agradable en compañía de los chicos, a la hora de dormir me acurruqué sobre los enormes brazos de Ruggero quien no dejaba de acariciar mi cabello de una manera demasiado tierna hasta quedarme dormida.

Por la mañana todos andaban vueltos locos haciendo sus maletas y yendo de un lado para el otro colocándolas sobre los autobuses, de mala suerte a Ruggero y a mi se nos había hecho tarde, exacto, nos quedamos dormidos, antes de subir al autobús lo perdí de vista porque me dijo que pondría nuestras maletas en su lugar para no cargarlas como cuando llegamos. Era el último autobús, estaba completamente lleno, a lo lejos visualicé solamente tres asientos libres, dos estaban a un lado de unas chicas mientras que el otro estaba a un lado de Michael, que obvio no quedaba elección, no conocía a ninguna de aquellas chicas en lo mínimo. Pero al empezar a caminar hasta los asientos de atrás y sonreírle a Michael, me jalaron hacia unos asientos frente al que iba a sentarme, colocándome justamente en medio de dos personas.

—¡Te estuvimos buscando todo el día de ayer!—Me susurró Valentina mientras que Agustín me ajustaba un cinturón de seguridad que quien sabe de donde lo ha sacado, pero en verdad estaba muy incómoda, el espacio era muy pequeño.

—Por dio Karol ¿Nos puedes decir que te pasa? Ayer que te buscábamos nos han dicho que te la has pasado con los Ronda—Protesta Agustín.

—Si, estaba con ellos.

—¿Por?

—Porque sí Valentina, ¿hay algún problema?

—Pues, ellos son... Raros—me disgustó ver como hacía una mueca al hablar de ellos.

—No son raros. Y no le veo la razón por la que hagas muecas al hablar de ellos, son mis amigos.

—Karol, Nosotros somos tus amigos, no entiendo que te ha hecho esta rubia sin cerebro pero lo que haya hecho por favor dinos para solucionarlo.

—¡El último pasajero!—Gritó el chofer al ver que se subía Ruggero buscándome con la mirada.

—Déjenme ir, tengo que estar en mi asiento.

—No hay más asientos, quédate aquí.

—No me quedaré aquí Agustín, está demasiado incómodo. Además si hay asientos libres.

—Largo—Escuché como Ruggero Corría a dos chicos de sus asientos, justamente a un lado de Donde estábamos ahora mismo—Karol ¿Te quedarás ahí? Te vez incomoda.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora