• CAPITULO 20 •

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Al separarme del beso que le di a Ruggero, me bajé al instante, pero este aún me mantenía tomada de la cintura para no alejarme de él—Hay que celebrar—Me dijo

—¡Claro que si! Que te parece si vamos a cenar, tal vez unas hamburguesas, tengo ganas de una hamburguesa, ¿tú tienes ganas de unas hamburguesas?—Lo dije tan rápido que Ruggero se burló de mí.

—Unas hamburguesas serán—me volvió a besar—Creo que te llaman, te esperaré a la hora de salida para irnos ¿te parece?—Le sonreí

—¡Claro! ¡Adiós!—Me iba a marchar pero me toma de la mano haciendo que gire contra mis talones y me estampe contra su pecho.

—Te estaré mirando—Me guiña el ojo, para darme un último beso pero este en la frente, que me dio tanta ternura, me soltó de su agarre y me marché a donde estaban todas las chicas, Valentina se me quedó mirando con cierta diversión en sus ojos.

—Consigan un Motel—Ambas estallamos de risa, la entrenadora comenzó a hablar sobre el próximo partido que tendrán, así que trabajaremos todos los días en la nueva rutina de baile.

Al paso del tiempo el entrenamiento había acabado, me fui a mis siguientes clases donde por mala suerte no las tenía con ninguna persona que conociera, así que tuve que poner mucha atención a las clases, no era tan mala en la escuela, de hecho me iba muy bien, pero la única materia que no se me daba para nada ¡era la Química! La odiaba, odiaba esa materia, me estresaba, no le entendía, eso era antes claramente.

A la hora de salida me encontré con Ruggero esperándome en su camioneta, la felicidad de nuevo me invadió, y corrí hacia él para abrazarlo. Nos subimos al coche, y pusimos marcha a mi casa creo, pues había dicho que celebraríamos en la cena, así que haremos tiempo en mi casa.

Al llegar, tomé a Ruggero del cuello para besarlo, nuestras lenguas se encontraron e hicieron una pequeña guerra entre ellas, me tomó de la cintura cargándome para rodear su cadera, todo sin dejar de besarnos. Mis padres no estaban, y creo que hoy aprovecharé eso a lo grande.

Nos separamos un poco agitados por el beso—Quiero más. —Le dije

Sonrió coqueto sin poder creer lo que había dicho—¿Quieres más?

—Si, quiero más y no acepto un no como respuesta.

Carcajeándose de risa, y aún cargándome me llevó escaleras arriba hasta mi habitación, donde cerramos la puerta y nos volvimos a besar.

—¿Qué es exactamente lo que quieres?—Decía entre besos—Tú dime, yo te hago todo lo que quieras.

—Todo. Hazme sentir en las nubes, hazme tuya. —Se separó de mí para mirarme a los ojos con una seriedad que me mataba y me excitaba al mismo tiempo.

—No tengo porque hacerte mía, Eres. Mía.

Antes de contestarle me volvió a besar retrocediendo hasta topar con la cama, se acostó mientras que yo estaba sobre él, entre besos comencé a quitarle la ropa, primero su camisa, tocando su torso bien marcado, después él se deshizo de mi blusa, para luego quitarme el pantalón que tenía puesto. Rodamos en la cama hasta que quedó sobre mí, apoyado en sus codos para no aplastarme, me miró. ¡Dios mío! ¡Se ve jodidamente Sexy! —Ruggero...—empecé a jadear

—Eres hermosa—Susurraba sobre mi oreja haciéndome estremecer—No me gustaría que pensaras que te quiero solo para tener Sexo, en verdad quiero algo serio contigo...

—Rugge...—jadeaba, no podía dejarme así, eso sí que no. Quiero más, y voy a conseguir más

—No hermosa, no es el momento, aunque me has dejado bien duro, no pienso hacer que creas que te quiero para complacerme solamente.—Trata de alejarse de mi, pero lo tomo muy fuerte de la mano para que se quede justamente donde estaba.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora