38《VISITA A CASA》

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Me levanté temprano evitando despertar a alguien y así poder ir a mi casa y traer a Zoe, ya que no pude hacerlo ayer.

Me abrigué ya que pude sentir el frío apenas abandoné mi cama, y me decidí a usar polvos flú para llegar.

Me costó encontrar los polvos en la casa pero finalmente los vi en una pequeña caja negra junto a la chimenea. No la abrí al principio porque creí que eran cenizas de alguien o algo así. Por suerte no lo eran.

En cuanto abrí los ojos y me encontré en mi casa me sentí tan.... nostálgica. Hace tiempo no venía aqui.

Todo estaba como lo había dejado, se veía tan... solitario, igual que siempre. Respiré ondo y me adentré en mi casa.

De un momento a otro apareció Zoe volando desde la otra habitación hacia mi. Se posó en mi mano y me picó inesperadamente. ¡Auch! Exclamé, pero bueno, me lo merezco por dejarte sola tanto tiempo.

Logré ver la jaula vacía y abierta de donde antes estaba el ave de mi madre. Solía escuchar sus cantos en la mañana, y ahora ya no está...

Sequé la lagrima que corrió por mi mejilla y entré a mi habitación. De curiosa me puse a revisar mis cajones y me encontré con un gran libro de Artes Oscuras, recuerdo que mi padre me lo había dado en mi octavo cumpleaños.

Reí nostalgicamente en cuanto lo vi porque tuve flashbacks de cuando practicaba los hechizos y por error algunos terminaban por quemar algunos adornos de la casa.

Dejé el polvoriento libro a un lado y seguí revisando mia cajones hasta ver una pequeña caja dorada, en ella había dibujos mios con Cissy, otros con mi madre y padre, e incluso algun que otro dibujo de la señora Wallas, la otra mujer que me cuidaba.

Recuerdo que una vez le pregunté a Cissy si tenia hijos, ella respondió que no. Seguro pensó que no sería bueno que su hijo se relacionara con alguien como yo, hija de la oscuridad misma. Hubiera estado bueno que trajera a Draco alguna vez a mi casa, podríamos haber sido amigos. Pero bueno, la comprendo y estoy feliz de que ahora haya cambiado de opinión.

Pasé ahi toda la mañana, desde las 7:00 AM hasta las 12:00 del mediodia. Desde mi ventana pude contemplar el amplio jardín con las colinas de fondo. Me sentía en casa otra vez. Ya que a diferencia de la Mansión Malfoy, esta es pequeña y muy iluminada.

Bajé las escaleras para llegar al primer piso y visitar a la Señora Wallas, hace tiempo no la veo.

Alegre toqué su puerta esperando que abra. Pero al cabo de unos segundos no fue la ancianita la que abrió, si no un hombre de su misma edad.

-umm hola, esta la Señora Wallas?- pregunté.

-¿te crees muy chistosa haciendo esa clase de chistes jovencita?- dijo malhumorado.

-que? No, disculpe no quise ofenderlo pero.. la señora Wallas vivía aqui y no tenía idea de que se había mudado- dije dudosa.

-Martha es mi hermana, ella ya no vive aqui. ¿Quien la busca?- preguntó aún malhumorado.

-soy Maia, Maia Stievenson-

De pronto su expresión cambió y ahora esbozó una cara de sorpresa -ooh usted es la señorita Stievenson, Martha me ha hablado de ti, quieres pasar?- ofreció amablemente.

-no no, de hecho, solo queria saludar a.. Martha. Sabe donde la puedo encontrar?-

-jovencita... mi hermana falleció hace unos meses-

Mi expresión cambió completamente y abrí un poco mi boca sorprendida.

-yo... lo lamento no tenía idea- digo sintiendome muy mal. Esa mujer me había cuidado tan bien y ni siquiera pude estar ahi para despedirla.

《Maia Riddle》 Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora