CAMA AJENA.

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Capítulo 1.

CAMA AJENA.

Se disolvían delante de mí, como dos puntos borrosos y efímeros. Ella sonreía satisfecha

Él había dicho:

—tú y yo tenemos mucho de qué hablar—

—por supuesto—le contestó ella.

Entonces, extendió su pálida mano y él la tomó. Se marchó sin decirme una última palabra. Y ni siquiera me miró. Solo se fue a su lado.

Dejándome partida en dos.


presente.

Me pesa despertar este día, porque es el día del juicio contra aquel quien quiso asesinarme. El primer eslabón de mi felicidad y ruina. Otra serpiente como yo.

Al abrir los ojos, el sitio me descoloca, todavía no me acostumbro a este lugar, pero Malfoy insistió. Las sabanas satinadas parecen demasiado finas para mi marchita existencia. Hago lo mejor cada día, lo intento al menos.

Nos toca revisar el caso con sus abogados antes de ir al ministerio. Solo escucho lo que dicen, pero no presto la suficiente atención, Malfoy no deja que esto me abrume.

Todavía me duele la pierna. Los huesos han tardado un poco más en sanar. Sigo teniendo mareos cada que hago movimientos bruscos y los dolores en el vientre a veces pueden conmigo.

Después de las terapias voy de regreso a casa, -la de Malfoy o lo que queda de la mía- ya que Granger no está. Su presencia me haría sentirme culpable aunque ya haya pagado con creces.

Suspendimos actividades en el orador, pero tanto Malfoy como yo, nos morimos de ganas por volver. Tenemos un asunto pendiente con aquellos que nos difamaron.



—¿Cómo sigue tu pierna? —lo escuché decir.

—tuve unos calambres esta mañana—

—¿te has tomado las pociones medicinales? —

—las acabo de tomar junto con el desayuno—

—bien...—

Esta mañana luce con más ojera que los últimos días. Pálido como siempre, a excepción de la cicatriz rojiza que le quedó debajo del labio después del accidente.

Después de ver a nuestros abogados, ambos subimos a nuestras alcobas para prepararnos. Por fortuna ya soy capaz de bañarme por mi misma. Estaba fastidiándome bastante que él viniera cada vez que necesitaba ayuda con una agujeta o con los sujetadores.

Los elfos ayudaban bastante también, es solo que hemos estado aislados de todos que deseamos la cercanía humana aunque no lo admitamos.

Yo también lo ayudé un poco. La fractura de varios dedos lo convirtió en un cumulo de maldiciones imperdonables que nunca pronunció pero que gritaba con los ojos. Transformándolo en una especie de animal herido que vagaba por la casa sin descanso ni consuelo.

Así que, durante esos días, mientras él me ayudaba con las escaleras, yo abotonaba sus camisas y anudaba sus corbatas. Ha estado siendo más humano desde el incidente, más solidario. Supongo que ha puesto su vida en perspectiva después de lo sucedido.

Pero aunque parezca extraño, él ha sugerido mi atuendo de hoy. Al principio no entendía el porqué, ni tampoco porque específicamente esas prendas. Primeramente, no le di muchas vueltas al asunto. Ahora me doy cuenta. Malfoy es un estratega y de tonto no tiene un pelo.

MAGIA ENTRE LETRAS {HARRY POTTER Y TU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora