MAGIA ENTRE LETRAS {HARRY POTTER Y TU}

YO SÉ QUIEN ERES.

02 de Enero.

Draco.

Creo que nunca he tenido que tomar una decisión más difícil que esta. Nunca me ha gustado la sensación de tener la responsabilidad de una vida en mis manos. Eso todos los saben. Por eso no maté a Dumbledore. Y tuve una salida.

Pero sé que de esta no me voy a escapar. Él encontrará la forma de mandarme al hoyo de nuevo. Tengo que recordarme que todo esto es legal. Que todo está en orden, pero nada de esto será fácil y espero que la cama que ocupé hace unas semanas siga desocupada porque la voy a necesitar.

Mi cara ya está haciendo espacio para el puño de Potter. Él solo tiene que recibir el mensaje. Nos dieron tiempo suficiente para que todos pasen con ella. Pero no creo que haya muchos en la línea. Él que Theo haya venido desde América a ver qué pasa es casi como una coincidencia milagrosa.

Incluso creo que Pansy ya presentía algo que ha enviado flores. Supongo que ha sido su forma de decirle adiós.

Rayita.

Esta vez es distinto. Ahora no voy a ceder. Si lo ignoro tal vez se harte y se vaya. Cierro los ojos e imagino en cualquier cosa que no sea esta retorcida realidad. Pero su voz es como el retumbar de mil rayos dentro de mi mente. Por fuera, sonaba como un susurro.

—mírame—me ordenaba.

Yo cubría mis oídos. No quería que ninguno de mis sentidos se acordaran de él.

—mírame—

Harry.

El picoteo del ave no se me hiso tan raro. Diario llegan mensajes del ministerio. Lo curioso fue saber de quién era. No tenía que adivinar mucho las iniciales. La lechuza no esperó una respuesta para emprender el vuelo de regreso. Eso significa que solo hay algo que responder.

Ven a San Mungo lo más pronto posible.

D.M.

El corazón se me hizo un nudo. La sangre en mis venas se detuvo y por un instante tuve miedo y la cobardía se apoderó de mí.

No quería ir si la respuesta es la peor. Por otro lado ella puede estar de vuelta. Y esa idea me impulsa más que la otra a levantarme y salir.

La suerte es una moneda, y ya está en el aire.

Rayita.

Su voz de tormenta me ahogaba en mis propios pensamientos.

—tu no perteneces aquí—

Me decía.

No terminará bien. Yo lo sé.

Siempre es así.

Solo quiero irme completamente.

Draco.

Su aparición me hizo dar un salto. Nos costó un poco de orgullo hablarnos como si no tuviésemos todo ese pasado en común. Luce desesperado. Yo no sé cómo empezar.

—¿Cómo está? —es lo primero que dice.

—igual—

Él parecía confundido.