INVICTOS.

716 87 96
                                    


RAYITA.

Dentro de mi cabeza, por alguna extraña razón, sonaba una canción. Una sobre ganar siempre. Sobre la burla y el descaro. La poción revertidora sirvió para la poción multijugos, pero la droga sigue en mí. Sigo sintiéndome fuera de mi realidad.

Él parece desconcertado. Apuesto a que quiere meterse dentro de mi cerebro y descubrirme.

—Hoy estuve enfrente de ti. En cada mujer que viste y que quisiste que fueran yo.

Su rostro no cambia. Por el contrario, debe estar pensando lo mismo que yo; ¿Qué rayos estoy diciendo?

—¿Por que te tomaste tanto tiempo en venir a mí? —continúe —¿Por qué has retrasado lo que ambos deseamos desde hace mucho?


Me acerco a él y le tomo por el cuello. Harry no es Draco. Él es delicado y sensible. No sé si eso me gusta o no. Pero de alguna forma debo evitarme el interrogatorio. Y no encuentro mejor forma que esto. No cuando me muero por tenerlo de nuevo como cuando estábamos en casa... en mi casa.

Le quito el abrigo. No creo que haya llegado por la puerta principal. Este pequeño ladrón de la noche no se ha podido resistir en averiguarme, que se ha saltado todas las normas. Vestido así de uniforme... me dan ganas de comérmelo con todo y ropa.

Sigo viendo cosas, la luz de la luna parece diez veces más brillante. La piel de Harry está muy luminosa. Mis uñas se inconan en sus caderas y se resbalan por su sudor. Él está arriba de mí, dejando caer su peso encima. Nos saltamos el juego previo. Ni siquiera hizo falta.

El cabello me estorba demasiado y el suyo luce adorable. Es tan negro que resalta la blancura de su piel. Me abraza para presionarme más a él. Muerde por todas partes que se me hace terriblemente difícil no gritar de placer.

Ahora más que nunca entiendo el por que de consumir esa cosa. Todo se siente mil veces más intenso. Inclusive el rose más delicado, se convierte en un escalofrió delicioso. Pero la droga hace más que eso. Cuando Harry me sostiene por la espalda y me levanta para quedar sentada frente a él, no puedo procesar ninguna idea.

Ya no es Harry si no Draco delante de mí. Él me sonríe y yo le sonrío de vuelta. Sus besos son distintos a los de hoy. Y su toque es más gentil. Un poco decepcionante viniendo de él. Pero lo disfruto de igual forma. Cada movimiento de su cadera. Con cada jalón de cabello. Al cerrar y abrir los ojos todo cambia.

Ahora es Harry quien me tiene. Golpea su pelvis contra la mía. Sé que la cama se mueve, todo se mueve. No estoy en mi misma y no me importa. Podría fumarme esa porquería mañana otra vez si puedo sentir esto de nuevo.

Los tengo aquí a los dos. Aunque sé que uno no es real. No me pongo a pensar en quien es quien, no cuando ambos pueden darme placer.

No quiero que esto termine. Los puntos rojos en el aire ya no me asustan. El aire está caliente y denso. No hay discusiones en esta pelea entre él y yo. Aquí gana el que disfrute más. Y no pienso perder.

Lo recuesto sobre mis almohadas y presiono un poco su cuello mientras me escurro sobre sus caderas con un movimiento constante y rítmico. Sus manos nunca habían estado más curiosas e inquietas, tocando todo lo que se le cruce.

Sonrió mientras lo miró ahí, sometido por mí. Al servicio de mi propio placer y él no se queja. Sus dedos en mi piel me alteran todo. Sube y baja sus caderas mientras pone sus manos en los costados de mi cintura. Y yo ya no puedo más. Viene tan de repente que hasta me hace ver estrellas.

Yo quiero tirarme en las sabanas, pero eso sería egoísta. Dejo caer mi peso sobre su pecho sudoroso mientras que él sigue con lo suyo hasta terminar. Ni siquiera me aparto, me quedo dormida sobre él sin darme cuenta. Y no sé de mí después de eso.

MAGIA ENTRE LETRAS {HARRY POTTER Y TU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora