UN BESO DE VERDAD.

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Rayita.

Ni arrojarme al precipicio o sumergirme en las temerarias aguas del lago negro. Nada de eso me mata completamente. Pero mi piel es distinta, es escurridiza y escamosa, aunque solo yo lo note. Una nueva clase de persona nace dentro de mí.

Desde el incidente del lago, nadie me ha molestado ni nada. Pero tampoco me hablan para nada más. A excepción, claro, de los profesores. Pero esta realidad nebulosa no me ha dado ninguna charla extensa con ninguno de ellos hasta ahora.

Tengo demasiadas... un momento... aquella vez, cuando ocurrió lo del lago, Pansy me llamó por un nombre.

No es muy claro, nada de esto lo es. Pero creo estar segura de que si me dijo algo.

Peek.

Creo que eso era. Suena cómodo. Como que algo me asienta dentro. Como cuando buscas una palabra que explica lo que quieres y sientes satisfacción al recordarla.

¿ese es un nombre?

Peek.

No parece un apodo.

Pero es lo único que tengo de identidad quitando mi propio reflejo y mi voz.

¿Cuál es mi nombre entonces?

¿Quién soy?

Sé que este es mi colegio. Sé quiénes son estas personas y por alguna razón sé que tengo un hermano. Pero no visualizo su apariencia.

Hace tiempo que dejé de rebuscar en mi mente, eso solo me mareaba y me arrastraba de escenario a escenario sin revelarme demasiado. ¿entonces? ¿Qué quiere este limbo de mí?

Camino, camino y camino. Por aquí y por allá. Es como si mi mente caótica se estabilizara. Ya no se quiere ir de aquí.

—Al menos el paisaje es hermoso. —dije a la nada.

—lo es— escuché que decían cerca —pero hay lugares mejores para apreciar.

Es el chico rubio, el príncipe.

Así he escuchado que le dicen.

Draco.

Siempre anda con Theo y los otros. Mi debilidad me hace voltear para ver si no viene con él.

Draco viene solo. No trae el uniforme del colegio, ninguno de los dos lo traemos.

—conozco un lugar con una vista increíble—me extiende su mano para que le siga.

No me mira como los otros. Con asco o pena.

Él nunca lo ha hecho. Aunque tampoco sé qué piensa de mí.

Mi mano toca la de él antes de que piense dos veces la idea. La aparto un momento después porque su contacto me pone de nervios. O porque sería raro que nos miren juntos.

Sé que él tiene una reputación. Y antes de que intente hacerme un mal gesto o quiera dejarme en ridículo, guardo mi distancia.

—no te voy a morder—escucho que dice.

Me había separado de él por casi tres metros. En un momento, siento su brazo sobre mis hombros. Extrañamente, nadie nos veía, y no me refiero que no hubiese nadie, los había.

Simplemente es como si pasáramos como sombras. Sin que nadie notara que caminábamos en los pasillos abrazados. Bueno, él me abrazaba a mí. Yo todavía no sabía cómo sentirme al respecto.

Una trampa, eso tramaba.

Bueno, esa era mi primera impresión. Es lo que cualquiera pensaría al llegar a nuestro destino. Draco era prefecto. No dormía con nosotros en las mazmorras.

MAGIA ENTRE LETRAS {HARRY POTTER Y TU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora