capítulo 27

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Rubius

—¡No es simétrico! —exclamé, Fargan bufo molesto.

—¡Joder, pues sube tu y hazlo! —grito desde el tejado del futuro manicomio.
—¿Y que culpa tengo yo si tu no sabes construir, eh? —grite poniendo una mano sobre mi cabeza tapando el sol.

Un pico salio volando del tejado, el pico se clavo a unos centímetros de mis pies. Sonrei.

—¡Vaya mierda de puntería! —le pique con una sonrisa.

—¡No me tientes! —me rei.   

—¡Yepa! ¿Qué haceis? —reconoci la voz de Lolito a mis espaldas.

—Construyendo tu futura casa —dije con una sonrisa socarrona.

Me fulmino con la mirada.

—Ja, ja, ja, que gracioso eres, ¿No idiota? —dijo con voz ensombrecida.

—Mucho, ¿Por que? ¿Envidia?

Gruñe cual perro y se adentra al manicomio a grandes zancadas.

Oí unos pasos correr hacia mi, no me dio tiempo a girarme cuando alguien a mis espaldas rodeo sus brazos por mi cintura, me tense, asta que reconozco esos brazos fuertes.

—¡Oh, Vegetta! —exclame sorprendido.

Pero este no dijo nada, solo se limito a apretar el agarre del abrazo. Mire preocupado a mi hombro.

¿Qué le pasaba?

—¿Qué te pasa Vege? —pregunte, pero al no obtener respuesta me escabullí del abrazo y lo encare, su mirada estaba llena de tristeza y temor –Vege... ¿Qué a pasado? ¿Te han hecho algo?

Dentro de su tristeza sonrió socarronamente.

—No es eso, ademas a mi no me hacen nada de nada —dijo con egocentrismo. Sonrei. Pero su mirada triste volvió.

Suspire mis manos se posaron en sus mejillas tomandolo por sorpresa.

—Eres muy cabezón y seguro que si te pregunto mil veces que te pasa, las mil veces me daras un silencio, por eso no te obligaré ni te sonsacare nada, yo estoy aquí Vegettita, si necesitas hablar estoy aquí, y los sabes —un silencio se instalo entre nosotros.

—¡Iros a un hotel! —grito Lolito desde algún punto, me separe de Vegetta y mire al tejado encontrando me con Lolito el cual reía y Fargan este me miraba con reproche.

Suspire.

—¿Podemos ir a hablar un rato al café que hay en el pueblo? Necesito un amigo con quien hablar.

Amigo, una palabra simple que se clavo en mi corazon de lleno.

Sonreí.

—Oh claro —le dije con voz aterciopelada, entonces me gire y grite —: ¡Fargan me piro! ¡Encagate tu solo de la casa de Lolito!

—¡Por mi vale, y acuerdate que nos vemos a las ocho!

Solo asenti y me gire con una sonrisa a Vegetta, el cual me miraba de manera extraña.

—¿Vamos?

Simplemente asintió, caminamos en silencio asta que Vegetta rompió lo rompio.

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¡Hello! Hacia tiempo quería meter el romance, y ya esta entrado ¡Al fin! ¡Ya queda menos para que la verdad salga a la luz! Un beso.

—N.G.A

Lo que susurra nuestro corazón. RUBEGETTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora