—Rubius—
Me sentía más ligero...
—¡Ah! ¡Joder como duele! —exclamé.
Me sentía más tranquilo...
Abrí mis ojos con lentitud, estaba tumbado en el suelo, el sol daba de lleno en mi rostro, levanté mi mano e intente tapar la luz, pero mi mano no tapaba nada, parecía un maldito espejo.
Me levanté de golpe.
—¿¡Qué cojones!? ¿¡Soy traslucido o como!? —grite impresionado.
—¡Para haber sido un cura eres realmente mal hablado! —dijo una voz gruesa a mis espaldas, me giré exaltado, era un hombre vestido completamente de blanco, su rostro no se veía, tenía una máscara también blanca.
—¿Qué...?
—¿No reconoces a uno de los que rezas sin parar, Rubius? —pregunto con voz pausada.
—¡Eres un dios! —exclamé impresionado.
Solo me sonrió asintiendo.
—Rubius siento decirte que has fallecido, y por eso puedes verme y eres translúcido —me aviso el dios —. Ahora mismo están celebrando tu funeral, y si así lo deseas puedes ir hacer lo que quieras —dijo, le mire extrañado.
—¿No hay un especie de cielo o infierno? ¿O solo soy un alma que se pasea por la vida sin ser vista?
—Claro que lo hay, pero para ser libre e ir junto con nosotros tienes que ser "superado" por algunos y terminar cosas que dejaste sin zanjar.
—¿Y como hago eso? ¿Puedo hablar con la gente? ¿Cómo lo hago? —pregunte.
—Buscate la vida chaval —dijo seguido de desaparecer de la nada.
—¡No jodas! ¡Dios! ¡Ehh! —grite pero nadie volvió a mi.
∆∆∆
—Si pudiera decirle una última cosa... Sería tan feliz —dijo apenado Vegetta.
Verlo así me mataba de dolor, si pudiera le abrazaría.
—Dilo, estoy segura de que Rubén nos observa o nos oye desde donde esté —dijo confiado Fargan.
Realmente se me hacía raro oír una conversación sobre mí estando ahí m y en mi propia casa mientras ellos simplemente no me veían.
—¿Creyente? —pregunto Vegetta cruzándose de brazos, en su mirada llena de pena y tristeza un fugaz sentimiento de burla se asomó.
—Como para no serlo teniendo en cuenta que se la pasaba rezando —dijo irónico, sonreí —. Voy a sacar a Juan Carlos, ahora vengo —dijo seguido de marcharse de la habitación.
Vegetta se quedó solo, suspiro rendido, miró por toda la habitación y dijo —: Te hecho tanto de menos pequeño idiota —dijo con una sonrisa triste sentándose en mi silla y cogiendo los papeles. Mis papeles.
—Yo también te extraño Vegetta.
Entonces vi como frunció el ceño y saco una carta.
¡Era la carta que hizo por si esto pasaba! ¡Si! ¡Qué listo soy!
—Vegetta debemos de irnos, si no nos pillaría la noche con los animales a mitad camino —exclamó Fargan desde la planta de abajo.
Sonreí, Vegetta se llevaba mis pequeños bebés a su gran isla, estoy feliz de saber que el chico que más quiero cuidara lo que más quiero.
—¡Voy! —exclamo y seguido de eso se guardo la carta en la chaqueta, se levantó para encarar a las escaleras, entonces vi como se giró y me miró, pensé que me había visto pero enseguida se encogió los hombros y se dio la vuelta dirección las escaleras.
Fargan se encontraba poniendo una correa a Coringa. Vi como Vegetta se acerco a Fargan y cogió la correa de Coringa mientras Fargan sujetaba la de Juan Carlos tercero.
Realmente apreciaba que Fargan estuviera cumpliendo su promesa, desde que yo dejé de respirar y de contar cómo alguien vivo Fargan ni se separó de Vegetta, le consoló y lo cuido al igual que Willy, si pudiera hablar, les daría las gracias por lo que están haciendo.
—¿Vamos? —pregunto Fargan sonriendole con suavidad a Vegetta.
Este miró de nuevo a su alrededor y asintió.
—Vamos.
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Lo que susurra nuestro corazón. RUBEGETTA.
FanfictionQuerido Vege: Nunca antes me di cuenta de lo que sentía, te veía como un amigo que le tenía mucho cariño, como alguien que necesitaba ver siempre, pero jamás creí que eso fuera amor, jamás creí que fueras mi debilidad, jamás creí que me volvería tan...