Capítulo 51

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Vegetta—

El lunes quise ir a denunciar a la hermandad, desvelar sus identidades que al fin ya conocía, pero cuando estaba a unos pasos de la puerta de la comisaría, termine llorando y dándome la vuelta mientras volvía a casa, no era lo suficientemente valiente desacerme de Rubén, le pedí que se marchara y no lo hizo.

Parecía que era un suicida que le daba igual morir, había perdido la cabeza.

Rubén no había dado señales de vida, había dejado de hacer el desayuno y mandar cartas, nadie sabía dónde este se encontraba había desaparecido, por un momento supuse que habría escapado, pero hace unos días, los vi correr por la noche, no huía de nada, parecía que corría solo por correr.

Una vez tenía una taza de café caliente entre mis dedos salí afuera, el sol empezaba a salir, los animales hacían sus sonidos habituales haciéndolo algo pacífico y simple, mi pequeña cascada hacía un ruido que transmitía paz, había creado mi pequeño ecosistema, y eso dentro de todo lo malo, me parecía algo fantástico y admirable.

La puerta del escáner se abrió, salí de la pequeña isla y fui directo al buzón, cogí todas las cartas y volví a entrar en la isla, por el buen tiempo que hacía, tome en cuenta la idea de arromangarme el pijama y sentarme en el borde del riachuelo con mis pies dentro del agua mientras leía las cartas y desayunaba.

Las cartas eran pequeños impuestos, (bastante baratos) que Luzu pidió que pagáramos, pues trataba sobre los jornales de los pueblerinos, no me opuse, realmente cinco de oro y cinco de diamante me parecía bastante bien para mi enorme isla flotante.

Pero algo me llevo a un pequeño jadeo sorprendido, una carta bastante arrugada con mi nombre en una caligrafía lamentable se encontraba entre mis manos.

Quería arrojarla al agua y no leerla, creí haberle dicho que no quería volver a verle.

¿Pero soy sincero? Deseaba esto muy en el fondo.

Querido Vege:

Nunca antes me di cuenta de lo que sentía, te veía como un amigo que le tenía mucho cariño, como alguien que necesitaba ver siempre, pero jamás creí que eso fuera amor, jamás creí que fueras mi debilidad, jamás creí que me volvería tan vulnerable por ti, jamás en mi vida creí que toda maldad y oscuridad que poseía se fuera solo con una sonrisa tuya, por eso Samuel de Luque te confieso que estás en lo correcto, soy de la hermandad y no te lo conté por miedo, realmente me dolió que te lo tomarás tan mal y me alejaras de esa manera, pero te entiendo, yo me tomé un poco mejor lo de Lobo Nogturno ¿Lo escribí bien? Bueno continuaré, tenías razón y entiendo el por qué tú enfado y tus lágrimas, entiendo el por qué soy un cabron que quieres lejos de ti. Por eso me despido de ti, te dejo libre Vege, como me pedisteis, el miércoles a las diez de la mañana me entregare, haré lo que tú no pudiste hacer. Por cierto, te amo, muy tarde, lo sé, no te lo digo muy romántico que digamos, pero gracias por darme algo de luz en mi oscura vida.

Te quiere y te ama.

–Rubius.

Tape mi boca con ambas manos evitando un sollozo, imbécil, eso era lo que es.

Llore de nuevo por él, pensé que me haría un favor que él se entregará, pero era muerte asegurada.

No le perdones idiota, te ha mentido y vas a llorar otra vez por el solo por qué no quieres que muera, idiota, pasa del tema.

Tarde unos segundos en tirar la carta al agua y salir corriendo hacia dentro de la casa, mire en la encimera y ahí estaba mi teléfono, mire la hora, 9:45.

Asustado mire al reloj de la pared para comprobar, si, la hora era cierta.

—¡Oh mierda!

¿Odiaba a Rubén? ¡No! Desgraciadamente no lo podía odiar, por qué me encantaba ese chico tan infantil, no podré perdonarlo tal vez pero no iba a dejarlo morir.

Entonces hice algo que jamás creí que haría, salir corriendo para salvar al idiota de Rubius.

Maratón (3/4) 7w7

Lo que susurra nuestro corazón. RUBEGETTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora