Capítulo 6

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––Rubius––

Hoy era el día, camine con tranquilidad a casa de Mangel, una vez llegué a la casa toque al timbre con suma paciencia y tranquilidad. 

Mangel era como mi mejor amigo, pero no le íbamos hacer daño, o no mucho, solo íbamos a joder a Lolito darle un aviso, y luego soltarlo, por lo cual no me preocupaba mucho por la situación. 

La puerta se abrió, encontrando con un Mangel muy risueño, y atrás de el Lolito, este tenía su pelo algo largo en una coleta desordenada, y su mirada fría había cambiado por una pequeña sonrisa. 

Sonreí. 

–¡Qué pasa tíos! –exclamé entrando y caminando asta el salón, Lolito se sentó en el sillón, y Mangel a mi lado. 

Hablamos un rato los tres juntos asta que Lolito se levantó del sillón y nos miró –. Me tengo que ir a minar un poco, tener cuidado que últimamente karmaland está extraño. 

Sabía que lo de tener cuidado era dirigido hacia Mangel, y que yo no le importaba mucho que se diga. 

–¡Oh vamos, no te preocupes tanto Lolito! –dijo Mangel. 

–Me voy, adiós mi niña. 

Y después de eso, se marchó. 

Espere un poco más en casa de Mangel, asta que di un aviso a mis hermanos oscuros de que iríamos Mangel y yo hacía el lugar. 

–Han hecho algo nuevo en karmaland, ¿Me acompañas a verlo? –pregunte con curiosidad finjida. 

Me sentí mal al recordar el lugar ese, Fargan, Willy y yo la noche anterior hicimos una trampa, pero Vegetta nos encontró, se que fue Vegetta, pues siempre supe quién era lobo nocturno, pero jamás dije nada a nadie, ni siquiera mis hermanos oscuros sabían quién era lobo nocturno, ellos no podían saberlo, o  de lo contrario irían a por el.

Caminamos asta los bancos que Willy puso y nos sentamos, hablamos tranquilamente Mangel y yo asta que unos ruidos extraños ocurrieron, unas explosiones nos dejaron casi inconscientes. 

–¿No me pasará nada a mí en la explosión, verdad? –indage. 

–Nada de nada, todo calculado.

¡Calculado mis huevos! Me dolía todo y tosía como loco, en ese instante las bombas de humo se activaron y vi dos sombras, vi como lo redujeron a Mangel y luego vinieron a mi. 

–¿Todo bien, Rubius? –pregunto algo preocupado Fargan. 

Gruñí. 

–Dijistes que no me pasaría nada, cabron. 

–Eso era lo que planeabamos, perdónanos. Vamos a darte la droga esa, te vemos luego –dijo apenado Willy.

Volví a gruñir cuando me introdujeron la aguja en mi cuello y vi todo negro.

Lo que susurra nuestro corazón. RUBEGETTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora