Capítulo 50

2.2K 283 26
                                    

—Vegetta—

Querido Vegetta:

¡Buenos días! Hoy e preferido hacer unas tostadas, todos los días tortitas debe de dar asco ¿No? Espero que hayas dormido bien y

—¡Basta! —grité a la nada, camine al cajón donde habían otras cinco cartas y salí de casa casi corriendo.

Estaba en pijama, pero me daba igual, esto tiene que acabar.

Una vez que llegue a mi destino toque con fuerza la puerta, sabía el escándalo que estaba haciendo, pero en ese instante la puerta fue abierta por Rubén, este iba vestido como siempre, y como habitualmente hacía era capucha y careta puesta.

—Vegetta... —dijo con una sonrisa, parecía ilusionada.

—¡Ni Vegetta ni nada! —grite —. ¡He aumentado la seguridad! ¡E cerrado puertas y ventanas y siempre entras! ¡Déjame vivir! —grite colérico —. ¡Estas cartas me dan igual, no causan nada en mi! ¡Solo me causan ganas de quemarlas a ellas y a ti!

Su mirada decepcionada me observó.

—Pero Vegetta, creí que...

—¡Deja de creer estupideces! ¡Por dios Rubén acepta tu derrota! ¡Déjame volar! Por favor —mi voz se rompió —. Todos a lo largo de mi vida me mienten, ¿Entiendes? Quiero ¡No! Necesito que me dejes vivir, olvidame, ¡Ve a molestar a otro! ¡Ve a matar a alguien más! ¡Por qué a mí ya me has matado lo suficiente!

—Vegetta no me digas eso, yo siempre te e aceptado y querido...

—¿Aceptar el que? ¿Qué ronco por las noches?  —exclamé colérico.

—Oh créeme que te he aceptado mucho.

—Rubén —le llame con voz adolorida —. No te quiero, te odio, solo quiero que me dejes vivir, sin que me molestes, olvidame.

Rubén suspiro.

—¿Me odias? —pregunto con voz melancólica, un minuto de silencio se hizo presentes entre nosotros —¿Vegetta, quieres que te deje libre? ¿Quiéres que me borré de tu vida? —pregunto.

Sabía que no era una simple pregunta, el me preguntaba para abandonarme.

¿Quiero eliminarlo de mi vida? ¿Realmente eso deseo?

—Si, te quiero fuera de mi vida, no puedo permitir estar ligado a un asesino, adiós Rubén.

Y con eso me marché con su atenta mirada, sabía que estaba siendo injusto, yo era lobo nocturno, no había matado, ni hecho estas cosas, pero si había robado.

Realmente una parte de mi espero que me impidiera que me fuera, como siempre hacia, pero ahora, no dijo nada, solo permitió mi ida, y no sabía si alegrarme y entristecerme.

Pensé en darme la vuelta y perdonarlo, realmente me plantee varias veces ir y decir: "Te perdono, vamos a crear una vida juntos." Pero no podía hacerlo. Simplemente no podía.

Maratón (2/4) 7w7

Lo que susurra nuestro corazón. RUBEGETTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora