Capítulo 47

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—Rubius—

Lo tenía a unos pasos de mi, sus ojos morados estaban aterrorizados y realmente aguados, llorará en cualquier momento, y el culpable era yo.

Ya no habían mentiras, lo había descubierto, lo sabía todo.

Ya no había amor en su mirada, veía la traición que sentía en sus ojos.

En ese instante la luz fue apagada y encendida unos segundos después, Willy había hecho la táctica del intruso, luces apagadas y ambos cogen al intruso, y eso era lo que veía, Fargan y Willy sujetaban a Vegetta, este no apartaba la mirada de mi.

—¿Cómo has llegado asta aquí? —pregunto Fargan con voz gruesa.

Vegetta no respondia, su mirada estaba llena de dolor.

—¡Responde! —gritó Willy.

—Soltarme —pidió con voz ahogada.

—¡En tus sueños! ¡Rubius trae las cadenas!

Mire a Vegetta, este ya no me miraba, miraba al suelo.

—Soltarlo —ordene con voz sería. Willy y Fargan me miraron.

—¿Estas loco? ¡Se chibara! ¡Nos ejecutarán a todos! —exclamó Fargan.

—¡Ni lo sueñes Rubius! ¡Nos da igual el romance que tengas con él! ¡Si le soltamos moriremos! ¡Así que olvídate! ¡Trae las cadenas!

—¡No! ¡Soltarlo! ¡Ya! —grité, no puedo permitir que esto pase.

—¿Te has ablandado? —dijo con una sonrisa Willy —. ¿Viste lo que conseguiste? ¡Destruiste al mejor asesino de todos! —dijo mirando a Vegetta, este lo miro mal.

Debía sacar a Vegetta de aquí, con un movimiento cogí el arco y apunte con una flecha a Willy.

—Sueltalo, ahora.

Willy se rio socarronamente —. Si crees que me das miedo, fracasas en el intento.

Entonces nos miramos de manera retadora.

Puede que Vegetta se chibara, y me odiara toda la vida, pero si lo dejaba aquí, no se que le harían Fargan y Willy, pero se, que no lo puedo permitir.

Quite mi mano dejándolo de tensar, la flecha rozo la mejilla de Willy haciendo que sangrando, este lo soltó de la impresión, asta que la flecha no se clavó en la pared nada hizo ni dijo nada.

Vegetta alzó su mirada y me miró, pero su mirada mostraba traición, tristeza... No había nada en su mirada que me dijera "¡Te quiero igualmente!"

—¡No voy con idioteces Guille! —grité tensando otra flecha en su dirección —. Dejarlo ir, me hago responsable de lo que pase.

Fargan soltó a Vegetta y se alejó.

—Tranquilo Rubius —dijo este caminando asta mi, realmente confiaba en Fargan, sabía que en parte estaba de mi parte —. Willy déjalo que se vaya, y si se chiba, tenemos el plan C.

El plan C, odiaba ese plan.

—Rubius llévatelo, llévatelo antes de que me arrepienta.

Lo que susurra nuestro corazón. RUBEGETTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora