Capítulo 52

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Habían pasado ya las dos semanas, pero en ningún momento la policía de Karmaland vino a arrestarme.

Eran las nueve de la mañana, y no había podido conciliar el sueño, que digo, nunca conseguía dormir nada, desde esa noche en la que Lolito entro en la hermandad.

Me apoye en el muro y suspiré, había dejado la carta y sólo quedaba esperar a que fuera la hora.

La hora paso lenta.

9:15

Una parte de mi estaba lleno de esperanzas por qué él apareciera, pero al recordar su rostro lleno de odio se me pasó el pensamiento.

9:30

La idea de entregarme cada vez la veía cada vez mejor idea.

Fargan y Willy empezaban a plantearse el plan C.

Yo realmente me negué a participar.

Lolito había continuado jodiendome la vida.

9:45

—Bueno bueno, ¿Qué te trae por aquí compañero? —dijo con voz alegré Alexby.

¡Oh Álex!

—Hola Álex —salude girándome para mirarlo, me sonrió cogiendo las llaves que colgaban de su cuello —. Vengo a una cosa.

—Abro a las diez, tendrás que esperar —anuncio —. ¿Es importante? —pregunto.

—Puede esperar —asegure con tranquilidad.

9:57

Suspire, mire a mi alrededor, hacía un día explendido en Karmaland, los pájaros cantaban, el viento era ligero pero te refrescaba en el sol.

9:59

—Ya puedes entrar Rubius —anuncio Álex seguido de entrar y dejarme solo en el exterior.

—Adiós, Karmaland —dije seguido de girarme y caminar asta la puerta.

—¡No! —grito alguien atrás de mi, esa voz... Era...

Me giré rápidamente pero nadie estaba atrás de mi, lo había imaginado, ¿Qué tan desesperado estoy?

Suspire, me giré y entre dentro de la comisaría, con pasos tranquilos camine a la recepción.

10:00

—Voy a por unos papeles para tu informe, espera aquí, no tardó —dijo Álex con una sonrisa levantándose de la silla y desapareciendo.

El silencio fue interrumpido por un estruendo, la puerta fue abierta de una patada, me giré exaltado y en ella, vi a Vegetta en pijama, con lágrimas en sus ojos, vi que buscaba algo con la mirada asta que se poso en mi y vino corriendo asta mi.

—¿Qué...? —fui interrumpido por Vegetta lanzándose encima de mi, envolvió sus brazos en mi cadera.

—Estas bien... ¿No saben nada? ¿Te han pillado? ¿Llego tarde? —dijo en susurro realmente aliviado

—¿Vegetta? —dije confundido.

—Salgamos de aquí —exigió.

¿Qué le pasa a este loco?

—¿Qué haces? ¡Estoy haciendo cosas! —exclame intentado separame de él —. Vegetta relájate.

Intentaba mantenerse serio, pero muy en el fondo se veía sus nerviosismo.

—¡No lo hagas! ¡Vámonos! ¿No querías hablar conmigo? ¡Hablemos! ¡Pero lejos de aquí! —dijo mirando a la puerta y luego a mi, y así repetidas veces. 

Lo mire confundido.

—No te entiendo —dije realmente confundido, pero una sonrisa se escapó de mis labios.

—Vamonos —pidio soltandose del abrazo y cogiendo mi mano.

—Vegetta yo...

—Vamonos —repitio arrastrándome por el brazo. 

Maratón (4/4) 7w7

Lo que susurra nuestro corazón. RUBEGETTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora