capítulo 15

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—Vegetta—

Habían pasado tres días  desde que encontré a Rubén y Mangel inconcientes en el ayuntamiento, para mi sorpresa estaban en perfectas condiciones, por lo que salieron del hospital el mismo día que llegaron, con la única recomendación urgente de que fueran al psicólogo.

Según me di cuenta, Mangel no le parecía mala idea lo del psicólogo pues según tenía entendido, Mangel iba siempre a ver a Auron para sus terapias, en cambio Rubén se negaba y afirmaba que se encontraba bien y que no necesitaba ayuda de ningún tipo. Es tan cabezón.

En estos tres días, Rubén no se a separado de mi para nada, al igual que yo de el tampoco.

Cada día me voy dando cuenta de mis sentimientos por el chico de palabras malsonantes y eso realmente asusta. Asusta el hecho de que no se qué haría sin el, vivo por y para el y eso realmente acojona demasiado.

–¡Vege! –oí mi llamado con urgencia de la voz que bien conocía. Frunci el ceño, estaba solo en casa, ¿Por qué lo oía? Me estaba volviendo loco, seguro era eso.

Pero cuando iba a volver hacer la colocación oí de nuevo mi nombre siendo llamado con urgencia. Decidí que tenía que responder, y si se trataba de una alucinación lo reconfortante era que nadie me veía perder la cabeza.

–¿Qué? –pregunte confundido desde la planta superior mientras organizaba los cofres, realmente la habitación daba asco, los materiales estaban todos tirados por el suelo, me estaba agobiando un montón.

–¿Dónde estás? –oí, entonces me di el alivio de saber que loco aún no estaba.

–Arriba Rubén, ¿Para que? –pregunté en un grito mientras continuaba ordenando.

Oí los pasos acercarse a la habitación con las puertas abiertas, asta que en el lumbral de la puerta apareció; un chico con la careta de oso retirada a un lateral, este usaba una sudadera negra simple y unos vaqueros que le quedaban perfectos, y como no su sonrisa llena de chulería hacia que todo de mi exigiera tenerle cerca.

Este con un movimiento tranquilo se apoyó en el marco de la puerta y me miró sin discreción.

–Veo que estás ocupado, tal vez e llegado demasiado pronto, lo siento –dijo con voz llena de tranquilidad.

Sonreí.

–No pasa nada Rubén –dije restando importancia mientras metía una espada en el cofre, y entonces caí en cuenta; –¿Cómo has entrado aquí? –pregunte exaltado mirándole con seriedad, sonrió. 

–Vege solo puse agua en la muralla, por cierto tienes las torretas desactivadas, eso es muy peligroso, deberías activarlas.

Rose los ojos.

–Se me había olvidado por completo.

Un silencio inundó la sala, asta que unos minutos después Rubén lo rompió.

–E pensado que podrías venir a mi casa a cenar –dijo algo nervioso, ¿¡Qué!? ¡Rubén me a inventado a una cita! –¡Si quieres claro! –dijo nerviosos.

Con toda la alegría fui a decir que si, pero recordé algo, lobo nocturno esta noche si o si tenía que aparecer por la noche. Había encontrado un gran botín que no debía dejar pasar por alto.

–Emm... Rubius no puedo, tengo que colocar todo esto y estoy algo ocupado... –dije con nerviosismo.

–Oh.

–Pero el sábado me viene bien, si quieres claro.

Sonrió.

–¡Claro Vege, no hay problema! –dijo con una sonrisa.

Sonreí.

–¿Te ayudo? –pregunto acercándose a mi.

–Claro.

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Empiezan los sentimiento uWu, ¡Qué emoción! Un beso.

—N.G.A

Lo que susurra nuestro corazón. RUBEGETTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora