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Volvió a mandar unos mensajes y, seguido de esto, enterró su rostro sobre la almohada y se quedó regado en la cama esperando con bastante ansiedad una respuesta.

Era preocupante, Tyco no le respondía sus mensajes y llamadas desde hace días y a pesar de que no desconfiaba de él, no podía evitar pensar que algo malo estaba pasando. Se recostó de lado en su amplia cama del hotel y dejó de observar la pantalla de su celular, se volvería loco si seguía esperando a cada minuto una respuesta. Tenía que ser paciente, él volvería pronto y si no respondía era porque estaba ocupado. Solo era eso.

Observó el techo de su habitación y suspiró porque no podía fingir no estar estresado e impaciente.

Los días seguían pasando y trataba de mantener un estilo de vida discreto, no salía todo el tiempo para no ser evidente y recorría únicamente las instalaciones del hotel para conocer un poco más su estructura. Siempre veía a las chicas y cuando se cruzaba con Alastor, ni siquiera le dirigía la palabra. El demonio radio también se mantenía distante, pero...

Siempre pensaba en él y en esa sonrisa tétrica que parecía perseguirlo por todos lados.

Colocó una mano en su frente, deseando que esos recuerdos se borraran y dejaran de insistir en flotar una y otra vez en medio de sus pensamientos. Pero recordaba con mucho detalle su suave roce sobre su cuerpo descubierto y era casi imposible apartar esa memoria de su mente. Sus garras acariciando su piel, la forma en como lo miraba y el brillo sangre de sus ojos. Su maldito aroma tan masculino, dulce y adictivo.

No puede ser.

Murmuró volviendo a enterrar su rostro en su almohada. Todavía le seguían surgiendo una tras otra esa clase de fantasías sexuales y era irremediable. Alastor podría dominarlo tan fácilmente con sus manos. El solo pensar en eso lo hacía salirse de sus cabales.

Imaginar como le abría las piernas, le sonreía con el cinismo de siempre, bajaba lentamente su rostro hacia su sexo y le comía la verga con el único propósito de hacerlo gritar de placer... era una fantasía increíble.

Angel estrujó sus puños contra las sábanas y cerró sus ojos volviendo a imaginar un plano que probablemente nunca existiría, porque ese demonio tan poderoso no parecía estar interesado en su cuerpo o en sus precios. Aún así, suspiró. Ni siquiera pudo darse cuenta de en qué momento sus brazos inferiores empezaron a masturbar su miembro, no podía controlar su imaginación y tembló al volver a pensar en como Alastor giraba su cuerpo a su antojo y causaba un desastre en toda su anatomía.

Su lengua sobre las líneas de sus huesos, el jugar con los límites de cada zona erógena, sus garras clavándose en su piel y haciéndolo sangrar... Gimió débilmente sin dejar de subir y bajar sus manos sobre su pene erecto, porque lo anhelaba con mucha fuerza. Necesitaba embriagarse con su olor y montar su cuerpo desnudo mientras era estrujando por todas partes. Quería mantener un contacto cercano y sentir como sus pieles húmedas se rozaban, necesitaba el calor y la fiebre del sexo inundando cada centímetro de su cuerpo.

Entonces, gimió fuerte, imaginando como Alastor se adueñaba de su placer y de su mente, colocándolo en cuatro y comiéndole el culo con esa lengua tan larga y esos instintos feroces de alfa que estaba reprimiendo por cuenta propia. Quería ver eso, quería sentir como desataba todos sus instintos de dominante sobre su cuerpo. Nadie se preocupaba por el placer de Angel y la mayoría de las veces sentía como un logro ser el único que se lo proporcionaba a los demás. Pero se sentía extasiado ante la fantasía de que fuera Alastor el que se encargara de hacerlo correrse y de cogerlo de mil formas diferentes con tal de hacerlo gemir y mojarse hasta que no pudiera más.

Tener el miembro de Alastor adentro mientras lo embestía con brutalidad y no se preocupaba en lo más mínimo de que lo hiciera gritar ante cada golpe y choque de pieles, era un sueño. No podía pensar en otra cosa. En nada más.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora