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Angel...

Susurró despacio una y otra vez, manteniendo su cuerpo entre sus brazos mientras se quedaba de rodillas contra la tierra. Acomodó el cuerpo inconsciente y lo abrazó contra su pecho, inmediatamente posó su mano sobre su vientre y trató de percibir con todas sus fuerzas la señal de la vida. Alastor se angustió a cada segundo, era un escenario tan horrible y catastrófico. Nada valía la pena si perdía a cualquiera de los dos.

Los brazos de Angel rodearon su cuello y sus brazos inferiores se encargaron de envolver la cintura del ciervo. Recuperó la consciencia, Alastor percibió entonces la pequeña muestra de vida que se formaba en su interior. No era un alma humana, pero portaba la esencia de alfa y omega de ambos progenitores.

Suspiró agotado, aliviado y tan feliz de no haberlos perdido. Se aferró con necesidad al cuerpo de su pareja y besó su cuello expuesto, al mismo tiempo que la araña no dejaba de estrujarlo y mantener sus ojos cerrados, disfrutando a cada momento de ese abrazo tan efusivo y cálido.

Se separó del contacto y ayudó a Angel a ponerse de pie. Su alrededor ardía en fuego, la sangre y partes cercenadas de los cuerpos aún se regaban por todas partes. En su disturbio de sangre, Alastor devoró las partes necesarias para aniquilar las vidas de esas dos demonios tan fuertes. Porque estaba dispuesto a todo con tal de proteger a su omega y a su futuro bebé.

Angel observó detenidamente ese destruido campo de batalla, contempló el rostro de Alastor y le tomó las mejillas con ambas manos con suma preocupación. No emitió ni una sola palabra, porque podía transmitirlo todo con solo mirarlo. El ciervo poseía cortes profundos en su rostro y en su cuerpo que aún sangraba. Fue una pelea muy difícil en la que pudo ser asesinado. Temió por él, temió por su familia y todo lo que se avecinaba a partir de ese momento.

Precisamente en ese instante, Cherri y los hermanos de Angel se aproximaron a ellos con cierta cautela. La forma física de demonio de Alastor había vuelto a la normalidad, pero fueron testigos directos de su monstruoso y abominable poder. Incluso cada uno de ellos sabía que no había desplegado en totalidad su fuerza, que era capaz de causar más destrucción y corromper más las almas de otros demonios. Y si no lo hizo, fue porque si seguía aumentando sus capacidades, hubiera arrasado con la vida de ellos y la de Angel, estaban demasiado cerca de su ubicación. Podía arruinar y destruir por completo un territorio de grandes proporciones, sus masacres pasadas y leyendas que caracterizaban al demonio radio eran prueba de ello.

Debemos marcharnos de este lugar, ya no es seguro para Angel.

Pronunció Alastor con cierta voz de liderazgo, exponiendo el sentido de protección de su alfa interno. Abrazó el cuerpo de la araña, quien permaneció inmóvil, sabiendo que refugiarse lejos de allí era la única opción posible para conservar la seguridad de todos.

Pero en ese momento, Arackniss avanzó un par de pasos hacia ellos con una expresión dubitativa. Estaba notando algo extraño y su alfa lo presentía, pero sus sentidos no eran tan agudos como para asegurarlo.

¿Para Angel?

Entonces, se detuvo y sus múltiples ojos se abrieron grandes en señal de sorpresa. Arackniss observó como Alastor posaba una mano sobre el vientre de su pareja y no la apartaba de ese lugar, como si jamás quisiera volver a despegar sus dedos y garras de aquella zona frágil en señal de protección absoluta. Cherri jadeó sorprendida al verlos y Molly se cubrió la boca con ambas manos, atónita.

¿Cuándo...?

Articuló en el mismo estado de shock que todos los demás. Pero supo de inmediato que la ausencia de todos esos días se debió a esa razón. Cruzaron sus celos, un bebé estaba en camino, el auténtico bebé de una pareja destinada. Alastor observó con sus ojos rojizos al resto de la familia de Angel, determinando lo que debían hacer a partir de todo ese desastre.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora