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Mientras despertaba de su profundo sueño, Angel pudo sentir como unos acogedores brazos lo mantenían abrazado por detrás, rodeando su pequeña cintura. La mayoría de los recuerdos de los últimos días eran muy borrosos, como si se trataran de un lejano sueño. Pero estaba seguro de que fueron reales, cada uno de los días de celo compartidos con Alastor se sintieron como el paraíso. Fue la primera vez que coincidieron y que sus almas disfrutaron de una forma tan pura la unión de sus cuerpos y de sus corazones.

La sensación era tan cálida. Alastor acariciaba su vientre.

Sus dedos masajeaban aquel lugar tan sensible luego de todo lo que pasaron juntos. Lo estaba protegiendo. No solo a él, también al fruto de lo que habían creado a base del amor que se otorgaban el uno al otro. No tuvo miedo o inseguridad, era como si su omega hubiera estado esperando ese momento junto a su alfa destinado.

Repentinamente, Alastor se acercó a su nuca y besó su piel. La herida de su marca estaba cicatrizando, era muy profunda y había sangrado mucho. Pero cada beso suave y tierno en aquella zona le hacía latir muy fuerte el corazón, se acurrucó en su parte de la cama y sostuvo las manos del ciervo sobre su vientre. Era de ambos, era una pequeña parte de ambos y crecería gracias a todo el infinito amor que se tenían.

Se atrevió a romper esa conexión entre sus manos, giró para tenerlo frente a frente y se apegó a su pecho para sentir su aroma más cerca. Nunca se había sentido tan omega, era una emoción tan correspondida y feliz que lo hizo sentir lleno y pleno a más no poder.

Se encontró vestido con una de las grandes camisas de Alastor sobre su cuerpo para cubrir su desnudez. Se abalanzó contra él y lo abrazó con sus cuatro brazos al mismo tiempo que el ciervo enterró su rostro en sus cabellos desordenados y disfrutó de aquella suavidad comparable al más tierno algodón.

El alfa había marcado a su Angel, se sentía totalmente diferente a la primera vez que había marcado a alguien. Era un sentimiento correspondido, no lo hacía sentir sometido o débil ante él. Sino todo lo contrario. Lo hacía sentir que debía ser fuerte para protegerlo y que era una señal física de la unión absoluta de sus espíritus en el infierno.

Una de las manos del demonio radio volvió a posar contra su vientre, y Angel suspiró demasiado sensible ante su noble tacto. Era su conexión, Alastor necesitaba tenerlo bajo sus brazos y protegerlo incluso más que antes. Su necesidad crecía a cada segundo que pasaba, era algo que no podía controlar y que superaba cualquier otro instinto de alfa que pudo tener alguna vez.

Pero la magia y el encanto de sus emociones tuvo que cortarse repentinamente, ya que Angel se separó del abrazo y clavó sus uñas en la carne de su alfa.

Mi hermana.

Sus pulsaciones crecieron violentamente, algo estaba mal. Su instinto de omega le indicaba que Molly, su única hermana omega, estaba en peligro.

Se horrorizó tanto que no controló la fuerza de sus uñas contra el ciervo y le cortó la piel, pero Alastor ignoró ese dolor. Se mostró preocupado y sobre todo confundido, porque no entendía que era lo que le estaba pasando.

Angel se dejó guiar por su desesperación y su miedo, se levantó de la cama soltándose de su cuerpo y salió corriendo lo más rápido posible de la habitación. Su pareja se levantó casi al mismo tiempo y lo siguió a todo lo que le daban las piernas. Apenas salieron al exterior de la mansión, Angel se sostuvo el pecho con ambas manos y jadeó en pánico, al borde de tener una crisis de nervios. Giró hacia atrás para encontrarse con Alastor, notablemente preocupado por lo que le sucedía.

¡Alastor! Llévame con mi...

Pero apenas dio algunos pasos hacia adelante, sintió como las fuerzas de su cuerpo se escurrían más rápido que el fluido del agua. Su debilidad aumentó demasiado. Antes de caer de rodillas, Alastor se acercó hacia él para abrazarlo y sostenerlo muy fuerte contra su cuerpo.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora