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Angel se sentó sobre su amplia cama del hotel, sonrió un poco coqueto hacia Alastor y desabrochó algunos botones de su camisa. Dejó al descubierto su pecho de pelusa abultado tan delicioso a la vista, su vientre plano y cintura delgada. Le volvió a sonreír, tratando de llamar su atención de alguna forma. Se mordió los labios, se cruzó de piernas, dirigió muchas miradas e indirectas hacia él. Lo único que le faltaba hacer era escribirse con un marcador en medio de la cara, "cógeme". Pero a pesar de sus insinuaciones bastante indiscretas y su obviedad...

Algo le decía que Alastor no estaba muy interesado en el sexo en general.

Tu marca tiene tres aureolas. La forma en la que Valentino la implantó en ti es bastante interesante.

Con bastante brusquedad, el ciervo lo empujó para que se desplomara contra la cama porque quería ver con más detenimiento su marca. Angel cayó sobre el colchón, ya que antes solo estaba sentado a unos centímetros de Alastor. Y al notar que lo único que hacía era revisarlo, se frustró.

El ciervo acercó sus garras al grabado del vientre de Angel. Al verlo con precaución y paciencia, se concentró demasiado en su objetivo y en el tratamiento que debía realizar. Ni siquiera se fijó en cualquier tipo de sonrisa o gesto proveniente del contrario, el cual se quedó tendido sobre la cama mirando el techo y tratando de descifrarlo.

Había algo raro en Alastor y el sexo. Era como si no quisiera hablar de eso, como si no fuera importante en su vida, como si no lo practicara con regularidad. Bueno, eso era obvio, había reprimido sus feromonas e instintos de alfa por algo. Pero no sabía la razón. A pesar de eso, Angel tenía muchas ganas de seguir esos instintos. Él los sentía por fuera del poder de su sello, estaba seguro de que Alastor también. ¿Por qué seguía evadiendo cualquier cosa que tuviera que ver con sexo?

Se levantó un poco apoyándose sobre sus codos, y volvió a sonreírle con confianza al ciervo.

Puedes tocarla. No muerdo.

Señaló su marca. Alastor contempló su rostro y le negó casi de inmediato.

No querrás que lo haga, cariño.

¿Por qué no?

Entonces, rozó con la punta de sus garras cada aureola de color violáceo, provocando que las marcas brillaran y se encendieran fuertemente. Angel jadeó por el extraño dolor que se ramificó por todo su cuerpo a partir de su vientre, se dejó caer sobre el colchón nuevamente y apretó sus párpados con mucha intensidad, se sintió extrañamente profundo.

No recordaba que nadie hubiera causado esa extraña sensación en su cuerpo antes. Era dolor, pero al mismo tiempo el dolor le excitaba bastante. Angel se mordió los labios, ladeando su rostro hacia Alastor. Hasta el más mínimo tacto de sus manos podía llegar a sentirse realmente bien por ser su alfa destinado.

Soy tu alfa. Así que causará mucha perturbación en tu cuerpo.

Explicó el demonio radio, sentándose a su lado y sonriéndole casual. Sabía que si tocaba demasiado, las cosas no terminarían bien entre un alfa y un omega, por eso mantenía la distancia. Alastor sabía que el ser su alfa destinado le otorgaba ciertas habilidades que no cualquier demonio tendría sobre su cuerpo y eso era un beneficio en su situación. Por eso, podía encargarse de su marca y removerla sin la necesidad de asesinar a su ex jefe.

Valentino nunca planeó que encontraras a tu alfa destinado. Es una posibilidad demasiado baja en realidad. Por eso, este tipo de maldición no es inmune a mis propias capacidades. Si fuera un alfa como los demás, si no fuera tu pareja destinada, no podría hacer mucho al respecto.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora