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Cuando estaba vivo, crecí en una familia llena de problemas.

Alastor sujetó el pedazo de papel entre sus manos y, sin la capacidad de volver a sonreír, entrecerró sus ojos y comenzó a leer del amarillento papel arrugado.

Desde los quince, tuve que lidiar con muchas cosas. Cosas que ningún niño debe ver o tratar.

Acarició con sus pulgares la textura del papel maltratado y se enfocó en la peculiar letra cursiva. Era extensa y tenía sabor a despedida, se sentía más surrealista de lo que había pensado.

Pensé que podía controlar muchas cosas. Pensé que el mundo podía estar a mis pies... pero nunca fue así. Yo estaba a los pies de un mundo que jamás me quiso ni me extrañó cuando me fui.

Arrugó un poco la amarillenta hoja entre sus manos y permaneció de pie frente al ventanal de aquella habitación del hotel. Angel la dejó vacía pero impregnada con su aroma. Habían pasado semanas desde que se había marchado de su hogar provisorio.

Fielmente me aferré a la esperanza de que las cosas iban a cambiar. Para bien o para mal. Pero nunca sucedió. Cuando todo terminó y llegué aquí... Pensé: ¿Qué va a sucederme ahora? ¿Qué sigue? Estaba aterrado.

Alastor cerró sus ojos, de alguna forma imaginando cómo fue que Angel pudo terminar en las garras de alguien como Valentino y, sobre todas las cosas, sufrir por décadas un aislamiento terrible y un trabajo esclavo que le dañó tanto la mente como el alma. Sufrió al pensar las calamidades que debió soportar, el maltrato y las cosas lamentables que tuvo que resistir solo para complacer a ese demonio.

Nunca me sentí tan vivo como cuando te conocí. A pesar de estar aquí, a pesar de que he muerto hace muchos años.

Recordó la forma en como nombraba a aquel demonio que lo protegió por años y que fue su luz de esperanza hacia una mejor vida. Alastor pensó y aceptó que si no hubiera sido por ese alfa, nunca hubiera podido tener una verdadera clase de lazo con Angel.

Estuve con muchos demonios que solo codiciaban mi cuerpo y tenían la necesidad de marcarme. Entonces una noche... conocí a Tyco. Él era una buena persona, un buen hombre, un gran alfa. Y sentí mucho cariño por él.

Los caminos de ambos estaban separados y los hechos imperdonables se mantendrían así, sin ninguna resolución. Porque Alastor necesitaba tiempo y quizá demasiado, como también sabía que Angel no merecía esperar por alguien como él luego de la terrible traición que le había ocasionado. Había tantas cosas que quería decir, tantas cosas que quería explicar. Pero de alguna forma, sintió que ya no portaba con ese derecho.

Nunca me había enamorado.

Abrió bien los ojos al leer esas líneas, sintió como sus pulsaciones marcaban violentamente su pecho. Dolía. Dolía comprender la magnitud de los sentimientos de Angel hacia él.

Tyco era especial, era seguro, era mi sostén. Me enseñó que tenía un valor y que no todo en este mundo estaba lleno de suplicio. Tienes razón, él me enseñó que la libertad puede existir y que esta segunda vida es otra clase de oportunidad.

Pero nunca me enamoré de nadie hasta que llegaste.

Alastor no supo qué hacer o que pensar al respecto, una parte de él se estaba derrumbando y su eterna frialdad y paciencia estaban quebrándose. Estaba arrinconado, dolido y tan perturbado por no haber sentido esa clase de cosas antes. El dolor de la pérdida, el duelo que no iba a superar con facilidad.

La felicidad que me diste salió de la nada. El regocijo de mi alma. Tu hermosa sonrisa... Eso era un tipo de amor.

Entonces sus memorias le jugaron en contra de una forma sucia y cruel. Porque recordó la sonrisa alegre de Angel... Como acariciaba sus mejillas y se reía de sus palabras. Como lo observaba con sus grandes ojos bicolor y como su cabello se movía levemente a través de la brisa de la estación. Su respiración templada, la suavidad y ternura de su piel. Su forma de temblar, el sonido de su risa, la calidez de sus besos y el aroma de su piel tan tersa y suave.

No puedo traicionar estos sentimientos. Porque estar en tus brazos... se sintió como si fuera el cielo. No es porque eres mi pareja destinada, es algo más. Algo que tú entiendes y sabes.

Lo había observado dormir tantas veces, la tranquilidad de su semblante estaba grabada en su memoria. Al igual que sus jadeos, sus gemidos, su forma de temblar cuando estaba adentro. Sus súplicas y su placer desmedido. Como se aferraba a su carne y la desgarraba y como devoraba sus tiernos labios hasta hacerlo sangrar.

Pero tampoco puedo traicionar el amor propio que tuve que construir duramente por décadas. No puedo. Y no porque no crea que puedes dejarlo todo por mi. Pero siento que soy yo el que no puede hacerlo.

Lo amaba.

No me busques otra vez, porque no servirá de nada.

Tomó asiento en la esquina de la cama de lo que había sido su habitación de hotel y sintió sus garras temblar mientras sostenía el papel entre sus manos.

Aunque todos dijeron que eres horrible, me gustaría creerlo así esto sería mucho más fácil. Pero no lo eres. Eres... Increíble.

Pudimos estar solos por mucho tiempo. Podemos volver a hacerlo. Y sabes a qué clase de soledad me refiero.

Lo maravilloso que era, la esencia de su alma. El brillo de sus ojos y el sonido de su voz. Amaba a Angel, era un sentimiento que se volvió en su contra. Y había creído que era por ser solamente un instinto de un alfa hacia un omega. Pero era mucho más profundo, más difícil de comprender.

Gracias por hacerme la persona más libre y feliz, viviré por mi cuenta recordando lo perfecto que fue.

Anthony.

Las relaciones salían bien porque las personas estaban dispuestas a estar juntas, y no porque estuvieran destinadas a estar juntas. No había sido el destino, había sido una reciprocidad y un lazo que lamentablemente se ensució y se desmoronó. Y lo único que podía hacer Alastor en ese momento... Era respetar el deseo de Angel para no seguir profanando las heridas con las que cargaba y que parecían nunca poder sanar.



Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora