33•

3.6K 408 63
                                    

Luego de limpiar sus heridas y desinfectar su labio partido y demás cortes, recostó a Angel en la cama de su habitación para que pudiera descansar. Dormía desde hace unos días.

Alastor se mantenía a su lado, todos los días permanecía al borde de la cama y observaba como su pecho subía y bajaba con su respiración. Aún con su mejilla marcada con un hematoma por algún golpe directo y con su cuello con marcas negras por haber sido estrangulado cobardemente... Aún así, se veía precioso, era un ángel que estaba durmiendo.

El ciervo corrió las sábanas y le abrió las piernas con mucho cuidado. La violenta mordida en su muslo interno era la herida más grave de su cuerpo porque había sido demasiado profunda, la marca de los colmillos era visible e indicaba una gran profundidad. El veneno no era mortal ni mucho menos, pero al ser un anestésico, su anatomía cargaría con toda esa necesidad de dormir por días enteros.

Alastor revisó una vez más la mordida y no dudó dos veces en volver a aplicar la sanación. Con algunas de sus garras, cortó la piel de la palma de su mano y cuando la sangre empezó a fluir de forma abundante, acercó su extremidad a la herida y derramó parte de su sangre oscura en la marca de los colmillos. Rápidamente, la carne abierta absorbió la sangre de Alastor como si se tratara de un encanto sobrenatural.

El cuerpo de los alfa y su sangre eran una medicina natural para sus omega, fueron creados para curarlos y protegerlos como indicaba el lazo del destino que los ataba. No solo curaba su herida exterior sino que apresuraba la purificación de su cuerpo ante ese veneno. Alastor portaba el conocimiento necesario para saberlo, como también sabía que Angel despertaría muy pronto.

Cuando finalizó la curación, cerró su puño dejando que sus ojos brillaran y su corte profundo se cicatrizara casi de inmediato por habérselo causado a sí mismo. Decidió abrigar el cuerpo de Angel y lo cubrió con unas mantas, la araña se acurrucó contra estas y siguió durmiendo con más tranquilidad que antes. De forma inconsciente, el sentir la sangre de Alastor en su interior no solo lo curaba, sino que también le producía alivio y satisfacción ante el dolor corporal, era como su propio analgésico.

El ciervo sonrió nostálgico y acarició sus cabellos con cuidado de no despertarlo. No podía permitir que nadie volviera a hacerle daño, dolería incluso más que la propia muerte.

Se retiró de la habitación y apenas cruzó el umbral de la puerta, fue enfrentado por Molly y Arackniss. Cada día que pasaba, vigilaban cada movimiento del demonio radio y se aseguraban de que no hiciera algo de lo que pudiera arrepentirse. El ciervo sonrió casual, ellos le informaron personalmente que eran parte de la familia de sangre de Angel, no podía pasarse de la raya con esos dos demonios y debía respetarlos como tal.

El veneno no es tan fuerte, estará bien. Mi sangre ayudará lo suficiente.

Observó a la mujer arácnida y entrecerró los ojos sin borrar esa extraña sonrisa tranquila. Había claras diferencias y mucha desconfianza, pero lo que era seguro era que todos querían lo mejor para Angel.

Soy su pareja destinada, nuestro lazo es absoluto y, como su alfa, mi cuerpo está creado para sanar y proteger a mi omega.

Molly se cruzó de brazos y no dudó en dirigirle una mirada sería, mortífera y amenazante. Ese era el demonio radio... Tenía una espantosa reputación de asesino, de devorador de almas, de manipulador. Pero eso no le interesaba, lo que le importaba era que él fue el que rompió el corazón de su hermano y le hizo caer en una espiral de depresión y dolor de la que apenas estaba recuperándose. Jamás confiaría en alguien como Alastor, era una basura y el peor alfa de todo el infierno, incluso peor que Valentino e incluso peor que todos esos alfa que abusaron de Angel y lo trataron como un objeto por décadas.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora