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Alastor hizo presencia a pocos metros de lo que estaba sucediendo y se atrevió a avanzar mientras el resto de los demonios que estaban en el interior del club empezaban a alejarse al darse cuenta de que el disturbio se estaba volviendo más jodido de lo que parecía.

El demonio radio estaba allí y cuando se hacía presente, era muy difícil que las cosas no terminaran con la muerte de alguien. Pero el ciervo lo tomó con calma, avanzó a paso lento hasta quedar a un par de metros de Angel, quien aún petrificado y sin habla, lo observaba desde el suelo, a punto de sucumbir entre nervios y el más puro estado de pánico.

Alastor desplegó el bastón de su micrófono con su mano derecha y lo giró un par de veces con bastante gracia y estilo. Luego, apuntó a Valentino y sus ojos se tornaron de color negro, mientras sus pupilas brillaban despiadadamente en un carmesí amenazante y muy marcado.

Un placer verte de nuevo, Valentino.

Saludó cordialmente mientras muchos más tentáculos empezaban a fluir desde los distintos tipos de vórtices en cada rincón del club nocturno. Por su parte, Valentino se safó de sus últimas ataduras y avanzó un par de pasos hacia adelante.

Empezó a maldecir entre dientes, ¿Qué carajo hacia ahí el demonio radio y que mierda le importaba el asunto que traía con Angel Dust? Tomó demasiada precaución. Formó puños con sus manos y los apretó con fuerza y lleno de cólera. Alastor estaba en el punto máximo de su poder y crearía un disturbio muy grande si comenzaba a pelear contra él, estaba en una desventaja si asesinaba a todos sus valiosos clientes presentes y destruía su preciado club.

Por supuesto que el ciervo notó como Val dejaba de sonreír y lucir confiado ante su presencia, lo estaba poniendo en bastantes aprietos y gozó de su incertidumbre y de toda su confusión ante su presencia. Demonios como Valentino no poseían códigos, moral y mucho menos ninguna clase de ética. Y eso le repugnaba bastante, una de las tantas razones por la cual jamás sería camarada o cercano de alguien como él.

Alastor no tenía razones para seguir perdiendo el tiempo, aprovechó su estado inmóvil y con su enorme sonrisa demencial, largó algunos tentáculos que se encargaron de tomar los cuerpos tanto de Angel como de Tyco.

Sin más, desapareció de entre medio con un simple chasquido de dedos gracias a toda la oscuridad que logró formar con su temible y perturbadora magia negra. Y Valentino golpeó la pared con todas sus fuerzas, destruyendo el concreto y causando que se partiera notablemente. Se las iban a pagar, todos ellos. Las cosas no quedarían así.

Una vez los tres fueron materializados nuevamente, Alastor logró alejarse lo suficiente y depositarlos al costado de una zona bastante campestre. Permanecieron al costado de un extraño río de aguas turbias, la naturaleza de los alrededores no lucía tan inquietante como aquella agua. Era un pastizal bastante verdoso y un cielo despejado pero, aún así, con toques rojizos que detallaban su alrededor. Todavía estaban en el mismo círculo del infierno, pero bastante alejados para que Valentino no fastidiara por al menos un tiempo.

Nos... salvaste.

Angel se incorporó sin poder creer todo lo que estaba pasando y le dirigió una mirada temerosa al demonio radio, quien se encogió de hombros y le sonrió casual, como si no hubiera sido la gran cosa.

Al menos por un tiempo.

Pero la araña dejó de prestarte atención y se arrodilló ante Tyco, que poseía heridas demasiado graves y un envenenamiento peligroso y en un estado muy avanzado. Empezó a revisar sus heridas y sus manos temblaron cuando se mancharon con su sangre que se volvía cada vez más negra y espesa. Cruzó una mirada con él y Tyco abrió su ojo hacia Angel, perdiendo el brillo poco a poco y respirando pausado y lento. Sus heridas eran mortales y el dolor que estaba sufriendo era inimaginable. El veneno lo estaba consumiendo y acabando con cada rastro que aún conservaba de su alma humana y no iba a poder evitar el terrible destino que estaba delante de él.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora