Cinnamon's Radio [ RadioDust ]

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El alfa sujetó su vaso de cerveza y lo arrojó directo al rostro de esa demonio que se encargaba de recoger los restos de cristal que se habían partido en el piso. Ella no emitió sonido alguno, dejó que el alcohol se desplazara por su cabello y su rostro y mantuvo la mirada baja, recogiendo el desastre que aquel conjunto de demonios había causado en ese pequeño reservado VIP. Al grupo de los alfa que recurría siempre a los servicios de esa prostituta les resultó divertida su falta de reacción. Se sonrieron mutuamente, como si fuera muy gracioso humillar a una decadente omega que no servía para otra cosa que no fuera coger.

Uno por uno, volcaron sus bebidas sobre su cuerpo y cabello, dejando que ella tuviera la primera reacción. La mujer se levantó del suelo, chorreando alcohol y parte de bebidas dulces. Y estuvo a punto de desenfundar el cuchillo que escondía entre sus pechos ajustados, no podía castrarlos pero al menos podía demostrar que poseía el carácter suficiente para que no la jodieran de esa forma.

Hasta que un cuchillo voló por los aires y se clavó en medio de la frente de uno de ellos, provocando que la sangre del impacto se sacudiera por los aires y el alfa cayera de espaldas contra el piso. Cherri parpadeó confusa, pero antes de reaccionar o entender quién había atacado, el grupo de los alfa se alborotó de tal forma que recogieron sus pertenencias apresuradamente y abandonaron el club nocturno a paso rápido. No querían problemas con nadie y mucho menos salir perjudicados de ninguna forma.

Ella suspiró frustrada, porque se había perdido una gran cantidad de dinero sin premeditarlo y esos repugnantes demonios eran clientes habituales. Pero no pudo evitar pensar lo gracioso que fue ver sus rostros repletos de miedo y desesperación. El cuerpo inerte del herido seguía allí, pero no era su asunto tratar con las personas ebrias o inconscientes del club.

De inmediato, una mano le ofreció un pañuelo seco para que pudiera limpiar su cuerpo y cada parte que había sido empapada por esos alfa. Cherri miró a su costado, se trataba del responsable de clavar el cuchillo en la frente de ese imbécil. Tomó el pañuelo de mala gana y se secó el rostro sin tener intenciones de mirarlo a los ojos.

—No te pedí ayuda.

Ignoró su presencia luego de largar esa frase hostil y se dirigió a la barra de bebidas. Angel se atrevió a seguirla a su mismo ritmo. Y cuando ella tomó asiento, él se sentó a su lado, ordenando una copa de whisky casi al instante. Le sonrió a la omega y para sorpresa de ella, le pagó una ronda.

—Lo sé. Pero un cuchillo así de pequeño no lastimaría a tantos alfa. Y una bomba lacrimógena fastidiaría a la mitad del club y no creo que Valentino esté muy feliz de que espantes a tantos clientes.

Cherri escuchó el tono de su voz, decidió prestarle atención por primera vez y observar esa clase de semblante tan tranquilo y calculador, como si supiera exactamente de lo que estaba hablando. Era un demonio tipo araña y era un omega... Era extraño que un omega se enfrentara a tantos alfa sin temer por su integridad física. Ella tomó con cuidado la copa de whisky que le había pagado y observó su alrededor con algo de nerviosismo. En su turno no le permitían beber ni drogarse, al menos que un cliente así lo quisiera y pagara por su consumición.

—Soy Angel Dust.

Se presentó el contrario. Bebió de un sorbo todo el contenido de su copa y pidió rápidamente que le sirvieran otro trago. Cherri comenzó a sentirse ansiosa al reconocer de quién se trataba, también al darse cuenta de que él había percibido sus movimientos y su lenguaje corporal como para entender que estaba armada por seguridad. Era astuto, debía tener cuidado con alguien como él.

—¿Cómo sabes qué...? Olvídalo. Debo seguir mi turno.

Cherri estaba a punto de levantarse, no tenía tiempo que perder y sabía que hablar con Angel era motivo de problemas. Pero él la detuvo sujetándola de la muñeca, causando que ambos volvieran a mirarse con bastante cautela. La araña la soltó y la invitó con la mirada a qué se mantuviera a su lado, no tenía porque estar tan intranquila.