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Demasiadas personas. ¿Qué rayos está pasando?

Angel se encontró con un panorama bastante fuera de lo habitual aquel día en el hotel.

Apenas descendió las escaleras, se encontró con una cantidad notable de residentes ingresando al edificio. Muchos con equipaje y tratando de ubicarse y varios subiendo por las escaleras y pasando por su lado. Al parecer, se iban a instalar, ¿De dónde habían conseguido personas interesadas en la ridícula causa de la redención? ¿En serio estaban ahí por eso o por el alojamiento gratuito? Vaggie llegó a su posición cuando escuchó su pregunta, le sonrió satisfecha y casi sacándole en cara su victoria ante la cantidad de pecadores que parecían estar interesados en eso.

La causa no es tan imbécil como dijiste.

Varios pecadores estaban hablando con Charlie en una ronda a lo lejos y la rubia parecía guiarlos y hablarles muy animada sobre la rehabilitación. Si, no parecía una idea fracasada desde ese punto de vista, Angel volvió a mirar a su alrededor, era increíble lo vivo que se sentía ese lugar con tanta gente yendo de un lado a otro para terminar de instalarse en las habitaciones de arriba.

O quizás todos ellos son imbéciles.

Murmuró algo incrédulo, sin dejar de observar a los demonios a su alrededor. De la nada, Vaggie lo codeó y lo miró con cierto reproche, gesto que la araña no entendió de inmediato. Pero la morena tenía que hablar de ese asunto en algún momento en privado con él. A pesar de que Angel estuvo encerrado algunas semanas y, al parecer, deprimido por alguna causa que no quería contar, no iba a dejar pasar tan fácilmente los comportamientos que había estado notando en él desde que se instaló en el hotel.

Te estoy vigilando, Angel. Sé que sales por las noches y no te portas bien. No sé lo he dicho a Charlie para que no se decepcione de ti, pero solo trata de comportarte, ¿Okey?

Le llamó la atención de una forma bastante severa y luego de cruzar esas palabras, se retiró para ir hacia donde estaba Charlie y el grupo de pecadores.

Angel se quedó en su lugar y se cruzó de brazos con algo de aburrimiento. Esas chicas no eran divertidas, se sintió regañado como un niño pequeño. Ellas no tenían idea de todo lo que le estaba pasando actualmente y no podían comprender sus sentimientos o el porqué de sus acciones.

Alfas. ¿Quién los entiende?

Suspiró y estuvo a punto de darse media vuelta y volver a su habitación. Pero se detuvo al momento que escuchó una melodía provenir de un piano viejo en la lejanía.

Angel se volvió a girar para tratar de localizar exactamente de donde salía ese relajante sonido, porque las teclas eran presionadas con suavidad y cuidado y el piano estaba siendo tocado por manos gentiles, con experiencia y talento. Se acercó, apartando a los demonios de su camino hasta llegar al fondo de la gran sala de espera.

Alastor se encargaba de tocar una lenta melodía en aquel piano de cola que parecía antiguo, maltratado y sucio. Pero la interpretaba de forma excelente y su melancolía melodía irradiaba un sinfín de sentimientos que lo hicieron empatizar con la canción en un instante.

Todos los presentes fueron deleitados por la melódica canción proveniente de ese viejo instrumento, el cual relajó los músculos de cada pecador y los hizo llenarse de una paz absoluta. Alastor cerró sus ojos con su tranquila y serena sonrisa, tocaba una por una cada tecla mientras la dramática canción se volvía cada vez más intensa y carismática.

Angel se quedó de pie a unos metros de él, contemplando a aquel demonio y a la belleza de cada nota interpretada por él. Intentó cazar cada una de ellas y grabar en su memoria esa canción que al parecer, se mezclaba perfectamente con la esencia de Alastor. Misteriosa, profunda y amenazante. Esa belleza proveniente de todo su ser, era indudable.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora