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Apoyó su mejilla contra su vientre y esperó unos momentos para comenzar a sentir unos bruscos movimientos desde adentro. Angel simplemente cerró los ojos ante esos dolores que cada vez se volvían más repetitivos y fuertes, tragó y supo que estaba por suceder. Eran contracciones, Alastor se mantuvo escuchando su interior mientras permanecía arrodillado ante él, percibiendo sus síntomas y los movimientos del bebé en su interior.

Se retiró unos centímetros para cruzar una mirada con Angel, esa conexión era clave para un momento tan esperado como ese. Alastor sostuvo su vientre con una de sus manos, la araña apretó sus labios y sintió sus ojos brillar. El momento había llegado, al igual que los nervios y el miedo.

¿Duele mucho?

—No me importa el dolor.

Contestó por inercia, mucho más ansioso de lo que había creído. El bienestar del bebé era lo más importante, que naciera sano, que no tuviera dificultades, que pudiera respirar fuera de su interior. Su omega lo llenó de extraños sentimientos indescriptibles, estaba emocionado y asustado a la vez. Solo quería ser lo suficientemente fuerte como para resistir el parto. Su esposo se incorporó para tomar asiento a su lado en la cama, entonces lo abrazó y protegió el vientre con una mano. Su corazón estaba latiendo tan rápido, su alfa pulsaba tanto que dolía. Porque el alma de su precioso Angel estaba en juego al igual que la seguridad de su hija. Era demasiada tensión y sabía que debía mantener la calma por ambos, pero resultaba ser difícil.

Voy a llevarte conmigo.

Era el momento.

Envolvió con sus brazos a su Angel, el cual cerró los ojos esperando paciente lo que el destino le tenía preparado. Fuera bueno o malo para su propio espíritu, lo aceptaría. Alastor mantuvo su cuerpo contra su pecho y parte de sus poderes oscuros envolvieron ambos cuerpos, necesitaban acudir con rapidez al lago de cristal para poder empezar la labor de parto.

Las aguas tibias hicieron sacudir el cuerpo del omega, Angel abrió los ojos y se encontró rodeado por fluidos cristalinos y el sonido característico del agua moverse. Estaba anocheciendo y el cielo era bastante gris, aún así, el agua se veía con claridad. Sintió como el lago lo cubría hasta un poco arriba de su vientre, Alastor acomodó su cuerpo correctamente y lo abrazó desde atrás con mucho cuidado para sostenerlo. Entonces, Angel se abrió un poco de piernas, estaba sucediendo de una forma tan rápida... a su mente le costaba seguir ese ritmo inusual.

Alastor y él... Serían padres.

Jadeó un poco, sus rodillas temblaron pero, aún así, se armó de valor. Dolía... Cerró sus ojos con mucha fuerza, el agua era tibia y lo acogía, pero luego de algunos minutos, el dolor se hizo incluso más fuerte. Alastor seguía sosteniendo su cuerpo desde atrás, trataba de acariciar su vientre para que el bebé aún tuviera esa clase de contacto con su alfa progenitor. Pero Angel comenzó a alterarse a la vez que el dolor y las contracciones se hacían más fuertes, reiteradas y evidentes.

¿Qué estaba pasando? Era como si ese lago, esa agua... Solo estuvieran potenciando el dolor.

Comenzó a tener fuertes espasmos ante cada contracción, dolía demasiado, dolía de una forma que jamás pensó experimentar. Era tan agudo, tan profundo. Angel comenzó a gritar del dolor ante cada reiterada punzada que le hacía sacudirse y adentrarse en un horrible sufrimiento que parecía no tener fin. ¿Acaso eso era normal? ¿Acaso sentir tanto dolor era algo habitual en un parto? Ascendía, se hacía tan brusco, tan contundente. Dejó caer su cuerpo hacia atrás, largó incontables alaridos de sufrimiento y quebró su voz dolorosamente. Alastor amplió sus ojos y estos se volvieron totalmente rojos y luminosos, nublando sus sentidos ante sus instintos de alfa.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora