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Observó el cielo desde el balcón de aquella enorme mansión. Imaginó muchos escenarios, se atrevió a soñar con el significado de una palabra muy simple: futuro. Estaba sosteniendo la madera del amplio seguro del balcón, la altura y la naturaleza a su alrededor lo hacían sentirse fresco y afortunado. Acarició con suavidad su vientre el cual se mantenía plano, sabía que no seguiría así por mucho tiempo. Estaba creciendo, la sensación de las pulsaciones en su interior le hacían sentir ternura hacia el pequeño bebé que estaba durmiendo allí.

Sonrió feliz, lo amaba. No sabía cómo ser padre o cómo cuidar a alguien tan pequeño y frágil, pero aprendería sobre la marcha. Al solo imaginar sus manitos diminutas y posiblemente los rasgos distintivos de Alastor en su bebé, se perdía en una nube de alegría y entusiasmo.

¿Cómo te sientes?

Alastor llegó a él y lo abrazó desde atrás con mucha ternura. Besó la marca en su nuca, continuó besando su piel cálida y se atrevió a posar sus manos sobre su vientre y comenzar a frotarlo con cuidado. Amaba ese lugar, era su lugar favorito en todo el cuerpo de Angel y su alfa siempre sentía la necesidad de acariciar su suave piel desnuda con sus manos, era una absoluta necesidad de proteger al bebé.

Es un sueño. Nunca pensé que este día llegaría.

Se giró para abrazarlo sin dejar de sonreír, aspiró su aroma fresco y acarició su mejilla contra la suya. Era tan cálido y suave. Entrelazó los dedos de sus manos superiores entre aquellos cabellos rojos y sedosos y lo disfrutó. No sabía si era solo porque eran una pareja destinada, pero sentir el cuerpo de Alastor entre sus brazos se sentía demasiado bien, cómodo y reconfortante, tanto para su cuerpo como para su alma. El ciervo posó una mano sobre su cadera y la otra volvió a insistir en frotar su vientre descubierto, sonrió feliz por deleitarse con esa suavidad tan preciosa.

Todo esto ha terminado y podemos comenzar a vivir de la forma en la que queramos.

Murmuró Angel contra su costado, rio un poco al sentir como Alastor estaba tan encariñado con su vientre. Siempre tomaba cualquier oportunidad para pasar sus dedos por su piel, se mantenía muy cercano al bebé de esa forma y sabía que su alfa le pedía a gritos que lo acariciara para sentirlo cerca. Los alfa siempre tenían un instinto protector supremo cuando se trataba de sus crías, tal vez Alastor ni siquiera era consciente de esto, pero lo demostraba todo el tiempo. No se quería apartar de ese lugar y le regalaba cariño y calor cada vez que podía. El ciervo besó su cuello, escondió su rostro contra su hombro y continuó besando su piel de porcelana. La belleza de su Angel no era propia del infierno.

Tienes una cintura tan pequeña y linda. Creo que soy adicto a acariciarte.

No quiero que te separes de mi cuerpo, soy adicto a que me abraces y mi omega lo necesita mucho.

Envolvió sus cuatro brazos contra él, suspiró ante cada caricia. Era muy gentil, esa clase de Alastor era muy contrario a todo lo que pudo apreciar de él en batalla. No era un monstruo, no era violento. Era demasiado amable. Jadeó despacio al sentir como su ciervo besaba su cuello y mordía un poco, lo estremecía tanto con gestos tan pequeños. ¿Sabría la intensidad con la que lo amaba? Era muy alta, desmedida. Lo abrazó más fuerte y besó su mejilla varias veces, era el cariño que siempre había necesitado para llenar su alma. Estuvieron separados por un poco más de tres años, querían compensar esa ausencia con desesperación.

¿Has pensado nombres, cariño?

Alastor se separó un momento y lo miró a los ojos con la característica sonrisa que siempre llevaba grabada en su semblante. Angel negó, después de toda las persecuciones que habían ocurrido una tras otra, no tuvo el tiempo de planear o pensar en algo.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora