18•

6.3K 571 765
                                    

Cuando las paredes oscuras empezaron a encerrarlo y su realidad comenzó a distorsionarse, pudo sentir aquella sensación que jamás había experimentado antes. Una fiebre que cegó su razón, petrificó sus extremidades y al mismo tiempo, hizo que se retorciera de dolor sobre las sábanas. Sudando y jadeando de la más pura desesperación, abrió los ojos y terminó despertando repleto de pánico. Miró a su alrededor como si se tratara de una presa en mitad de una jungla en dónde los depredadores abundaban y sintió terror. Su grado de paranoia aumentó al igual que su miedo y sus nervios, estaba sucediendo lo que era inevitable.

Angel rodeó su cuerpo con sus cuatro brazos inferiores, respirando muy agotado por alguna razón, sus mejillas ardían y sentía su sangre correr con violencia, como si se tratara de lava ardiente en el interior de sus venas, su corazón y su entrepierna.

Cerró sus ojos con todas sus fuerzas y, con sus manos superiores, se sujetó el pecho y se cubrió los ojos. Las voces... Las voces eran lo peor, sus sentidos se habían vuelto tan agudos que podía sentir el olor de todos los alfa del hotel, de seguro ellos también podían olerlo.

Estaba siendo corrompido por su primer celo desde que llegó al infierno.

No... Esto no...

Se colocó contra las sábanas y gimió angustiado por la horrorosa excitación que estaba sufriendo su cuerpo. Entonces, empezó a masturbarse con sus manos inferiores con furia y muchísima angustia. Todo su instinto animal estaba saliendo a flote, no podía controlar sus impulsos en lo más mínimo y, aunque nadie lo estaba tocando o estaba cerca, podía sentir como se estaba quemando por dentro por su propio placer y su necesidad de correrse infinitamente. Escuchó que los periodos de celo duraban entre tres y cinco días y eso era una pesadilla, ¿Tener que soportar ese dolor y esa fiebre por tanto tiempo? ¿Qué haría?

¿Angel? ¿Está todo bien?

Vaggie tocó la puerta desde el otro lado porque escuchó varios alaridos de dolor desde adentro de la habitación de Angel y se preocupó. Ella abrió su ojo bastante sorprendida al percibir el característico aroma que desprendían los omega en aquella etapa. Pudo saberlo, comenzó a sentir nervios y sintió su propia pupila dilatarse, al igual que podía sentir como ese delicioso olor provocaba que su alfa sucumbiera ante sus instintos más primitivos.

Nunca había sentido las feromonas de un omega de una manera tan intensa.

Angel se estaba auto satisfaciendo a más no poder porque no podía controlar los actos de su cuerpo. Luego de varios minutos y de gemir a los gritos cuando se corrió contra las sábanas, se sostuvo la cabeza con sus manos y se acurrucó demasiado adolorido y caliente, porque hacer eso no era suficiente para calmar su sed y su hambre de ser penetrado. Se deslizó sobre la cama hasta caer al piso, luego se arrastró hacia la puerta y cerró con seguro desde adentro. Nadie podía entrar en sus condiciones porque sería un enorme peligro.

Que nadie se me acerque. Nadie. Estoy en celo, me encerraré. Que nadie venga.

Apenas pudo articular aquellas palabras. Vaggie lo escuchó, oyó su advertencia y asintió un par de veces con bastante preocupación. Fue entonces que salió corriendo por pasillo para avisarle a Charlie. Debían tomar medidas claves con todos los residentes del hotel, nadie debía tocar o tomar a Angel en una condición como esa, podrían herirlo o hacerle muchas cosas terribles en un estado de vulnerabidad tan grande. Lo importante era preservar su seguridad.

Angel se quedó sentado y apoyó su espalda contra la puerta. Abrazó sus piernas y con sus brazos superiores, se cubrió los costados de su cabeza, muy alterado. Sus sentidos estaban demasiado alerta, su sangre lo estaba quemando por dentro y no podía dejar de sentir esa terrible fiebre que lo hacía sentirse paranoico y completamente jodido. Oía las voces, escuchaba pensamientos, eran todos los alfa que podían percibir su esencia y necesitaban poseerlo y marcarlo.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora