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Abrazó su cuello, rodeando sus largos brazos alrededor y comenzó a besarlo apasionadamente. Fuego, su cuerpo estaba ardiendo como si se estuviera quemando y el mínimo contacto con la piel desnuda de Alastor lo enloquecía de una forma mucho más intensa y salvaje que antes. No podía estar en celo en su embarazo, pero creía que se sentía igual o peor. Sus lenguas se entrelazaron, Alastor lo mantuvo sentado sobre su regazo mientras deslizaba una mano entre sus piernas y acariciaba su piel caliente y húmeda. Angel se desarmaba entre gemidos en medio del beso, su esposo sentía que esa manera de arder no era normal. No era una fiebre, era su peculiar forma de excitarse, distintiva en los omega cuando sus feromonas estaban en su límite.

Eres tan sensible... Necesito tomarte.

Alastor se separó del beso para comenzar a morder su cuello sin controlar su fuerza. Angel se sacudió ante el desorbitante placer y dejó caer su cabeza hacia atrás mientras sus ojos se llenaban de lagrimas. El contrario lamió y chupó dejando grandes marcas negras por aquella piel tan blanca y sensitiva, lo levantó con sus grandes manos para acomodarlo adecuadamente sobre sus piernas y hacer que estás envolvieran su cintura. Aún no estaba adentro, Angel se apretó fuerte contra su sexo y jadeó abrumado entre el calor y la sensaciones cuando Alastor le sujetó las nalgas con ambas manos y le enterró las garras.

Gimió, no podía seguir soportando tantos estímulos. Comenzó a sentir que su alrededor se nublaba y su cabeza daba vueltas, estaba perdiendo todas sus fuerzas poco a poco. Las gotas de sudor se deslizaban por su delgada espalda, se resbalaban al igual que las pequeñas gotas que caían por la extensión de su cuello y clavículas. Ardía, ardía mucho, estaba tan excitado que solo podía gemir y sacudirse ante cada brusco y dominante agarre de su alfa.

Estrujó su pecho clavando sus garras en la pelusa como si se trataran de pechos femeninos, lamió con su larga lengua su cuello y logró causar más espasmos en un Angel que estaba perdido en un mar de sensaciones contundentes. Introdujo algunos dedos en su interior para comenzar a dilatarlo y revolvió sin consideración unos tres dedos adentro de sus carnes. Pero el ciervo lo sintió claramente, su entrada estaba palpitando mucho y se contraía una y otra vez, se dilataba rápido y no dejaba de producir la lubricación propia de los omega. Angel sollozó bastante ido de la realidad con sus ojos totalmente nublados, comenzó a subir y bajar con mucha desesperación para que sus dedos fueran más adentro y rasparan su próstata.

Estoy muy caliente... No puedo más...

Se angustió ante la espera, sentía que si no era penetrado iba a morir por la terrible fiebre que lo agobiaba y le hacía perderse en lujuria y éxtasis. Se estaba desbordando, sus fluidos pegajosos mojaban la entrepierna de su esposo, desde hace días estaba así y los malestares cesaron a cambio de que una excitación descomunal le sacudiera todos los sentidos. Su cuerpo no dejaba de estar encendido como una llama infinita.

Se frotó contra Alastor, rogando que lo tomara y casi llorando de la desesperación. El ciervo jadeó al sentir ese remolino de sensaciones, las feromonas de Angel lo estaban enloqueciendo, nunca se sintió tan alfa como en ese período de tiempo. No dejaba de tomarlo, no podía dejar de embestirlo en cualquier posición o lugar. Era una necesidad de estar adentro todo el tiempo y de llenarlo con su semen sin parar, quería ser envuelto por sus paredes internas ya que siempre lo succionaban como si no quisieran que saliera otra vez.

Recostó el cuerpo de Angel sobre la cama y lo acomodó de forma gentil antes de cumplir sus deseos. Se posicionó arriba y deslizó sus dedos por las zonas más erógenas entre sus muslos, lamió la extensión de su cuello deleitándose con su expresión, porque Angel cerraba sus ojos y abría sus boca para gemir mientras sus mejillas ardían como nunca antes, sus gemidos eran tan agudos y delicados, tan femeninos y preciosos... Aún en una situación como esa, no dejaba de desprender fragilidad y belleza. No podía dejar de deleitarse ante esa apariencia tan sumisa y vulnerable, necesitaba corromper cada parte de su cuerpo hasta que gritara y quebrara su voz perdiendo el control.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora