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Se concentró únicamente en percibir cada sensación, aroma, latido. El movimiento de las personas caminando de un lado a otro. Las voces tanto femeninas como masculinas, el aroma a cigarro y a alcohol barato. Buscó su presencia, aún no estaba cerca. Abrió sus ojos, ladeó su cabeza hacia su derecha y observó a lo lejos a Husk, quien a pesar de realizar su trabajo en la concurrida barra de bebidas, le asintió con la cabeza con una expresión determinada y seria. Alastor se mantuvo igual, no quiso llamar la atención de nadie. Se mantuvo sentado en su lugar, bebiendo un poco de vino de su copa y esperando en su mesa lo que Husk le había advertido que vendría esa noche.

No pasó demasiado tiempo, los sentidos de Alastor se agudizaron al momento que cada pecador tomó asiento en las distintas mesas del bar. Guardaron silencio poco a poco, las luces blanquecinas alumbraron el centro del escenario del bar y una mujer de cabellos largos y rubios se hizo presente allí. La complexión física de la mujer era la de una modelo, sus piernas eran muy largas y esbeltas, su vestido negro estaba abierto a un costado para poder apreciar sus medias de red. Y su cabello sedoso caía como cascadas a sus costados, mientras algunos mechones se regaban por su pecho suave y abultado.

La música comenzó a entonar una melodía y los parlantes aturdieron a la multitud que guardó total silencio ante el espectáculo de la media noche. Ella sostuvo el micrófono sujetado por el largo cilindro metálico y sus pupilas rojizas se iluminaron al momento que enfocó su mirada al público.

Arrástrame hacia la muerte, como un cigarrillo encendido.
Toma mi último aliento, como el humo de mis labios.
He mentido por ti y me gustó.
Pero mis rodillas están heridas...
Por arrodillarme ante ti.

Alastor escuchó la voz, la reconoció. Angel simplemente se veía como una mujer hermosa y había contraído todos sus brazos extras, nadie podría reconocer su apariencia de esa forma.

El ciervo permaneció petrificado ante su voz, no pudo mover ni un centímetro de su cuerpo. Había escuchado su forma de cantar, habían pasado muchos años desde la última vez. Poseía una habilidad especial y no sabía si simplemente atribuirsela a su lazo destinado, pero cada vez que lo escuchaba, su cuerpo entraba en una especie de trance. La melodía se apropiaba de su mente, su dulce voz aguda le conmovía el alma y lo debilitaba por completo.

Ya tuve suficiente, pero eres demasiado difícil de dejar.
Nos hemos divertido, pero ahora tu azúcar me enferma.
He mentido por ti y me gustó.
Pero mi maquillaje está arruinado.

Angel sostuvo el micrófono con fuerza y cerró sus ojos, causando que su voz se volviera suave ante los oídos de cualquiera. Corrió algunos de sus cabellos rubios de su rostro, nunca mostró el color de su ojo oscuro por ser una marca reconocible en su cuerpo. Quiso demostrar que podía hacer una de las cosas que más amaba en ese mundo, embelesar a todos con el tono de su voz, compartir un poco de las tormentosas emociones que estaban muy adentro y que en ese instante podía dejar salir.

Y ahora me estoy riendo a través de mis lágrimas.
Estoy llorando, repleto de miedo.
Pero bebé, si tuviera que elegir...
La broma es sobre ti.

Se dejó llevar por completo y cerró sus ojos, tocó su propio cuerpo con sus manos y los demonios empezaron a gritarle obscenidades sin poder evitar sexualizar cada uno de sus movimientos tan delicados y eróticos. Él sonrió un poco triste, porque tuvo un recuerdo de cuando daba alguna clase de shows nocturnos bajo la protección de Valentino. Pero ese momento era diferente, no se trataba de nada ni de nadie, se trataba de él y de su propio espacio y forma de transmitir su sensualidad como pecador. Se armó de determinación, desprendió el micrófono de su sostén y caminó a través de la extensión del escenario.

Cinnamon's Radio [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora