Capítulo 1. Un cambio

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Arriesgar jamás fue algo que completaría mis decisiones.  En cambio, arriesgué al huir de un lugar donde me hubiera asfixiado tarde o temprano.

Ingresé en una universidad lejos de casa, donde la soledad me acompañaría, siendo está lo único que conocía de aquel lugar sacando de un cuento de hadas barato.

Me dejé caer en el asiento y gire mi cuello hacia el lado izquierdo, donde mamá y su rostro entristecido me devolvieron la mirada.

Mamá y yo jamás nos habíamos separado. Y sabía que para ella todo aquello era más duro que para mí. Yo quería salir de aquella trampa para ratones y ella no me lo impediría, pero aún así, no le animaba la idea de alejarse de mí. Aunque, sabía que estaría bien, Philip estaría junto ella.

Mamá arriesgo por mí lo que mi padre no quiso. Él se marchó al enterarse de que mamá estaba embarazada y desde entonces ella no lo ha vuelto a ver. Ni siquera sé como se llama. A mi madre no le gusta hablar de él y a mí no me gusta preguntar.

Ella me enseñó a ser independiente, a cuidar de mi misma y a no esperar nada de nadie. Comencé a trabajar a los quince años, y desde entonces llevó ahorrando para la universidad que hoy he pagado yo misma con todos los ahorros y con una ayuda extra que mamá aportó sin pensarlo.

Una puerta de madera se coló frente a nuestros ojos. La habitación D35 era mía. Eran espacios pequeños, pero podías permitirte no compartirlo con nadie y eso me gustaba. Un diminuto escritorio ocupaba el espacio frente a la ventana, y no muy lejos de él se encontraba la cama.

Los ojos me brillaron, para mí, aquel cuchitril de veinte metros cuadrados era suficiente para una chica que solo quería vivir sin cadenas y ser libre, al fin 

Miré a mamá quién acababa de dejar un par de cajas en el suelo y giraba sobre sí misma observando el ambiente.

- Promete que me llamaras si ocurre algo. 

- Estaré bien.

Mamá debía irse, y mientras bajaba las escaleras sentía como me ardía el pecho.

- Cariño, te conseguiré otro lugar donde puedas quedarte.

- Mamá, estaré bien

- Te quiero, mi amor, llámame todos los días.

La abracé y hablé cerca de su oído.

- Te quiero mamá, cuídate.

La vi alejarse de mí. Y a un lado vi el sol esconderse entre las nubes. La echaría de menos, pero había algo de controversia en mí. Estaba tan feliz de empezar esta nueva etapa que aquello oprimía la tristeza de la despedida.

Con emoción, subí las escaleras con rapidez y entré de nuevo en la habitación. Me senté sobre la cama y analicé cada esquina de aquel pequeño espacio.

Me sorprendieron unos silenciosos toques en mi puerta.

- ¡Hola! ¿Eres nueva?

Frente a mí, una energética chica de piel morena y cabello liso me sonreía con ilusión.

- ¿Qué tal? Soy Sasha, estoy en esa habitación. - Señaló con su dedo pulgar la habitación de en frente.

- Me llamó Bella.

Ella me hizo a un lado y entró en la habitación. No me gustaba la gente mal educada y ella lo había sido.

- ¿Quien se trae libros a la universidad? - Observó las cajas que aún descansaban sobre la cama.

- Creó que yo...

- Esto es aburrido. Hay una fiesta de bienvenida a los novatos esta noche, ¿te apuntas novata?

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora