Capítulo 26. Algo mal en mí

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Mi estrés y mi ansiedad no lograban ponerse de acuerdo. La mesa del salón estaba repleta de apuntes, no tenía por donde cogerlos. Intente organizar aquel desorden, si se le podía llamar así, pero no lo logré. Habían pasado varias semanas desde que los profesores facilitaron a mi curso, las fechas de los exámenes. Desde entonces, había estado en casa, concentrada en estudiar.

Hacía días que no veía a los chicos, ni siquiera a mi hermano, y lo hechaba de menos, mucho. Blake se encontraba en la misma situación que yo, estábamos hasta arriba, y eso que los exámenes finales no habían empezado. También tenía la necesidad de verlo, mucho, lo deseaba. Me alivió pensar que en menos de una semana acabaríamos, y no tendríamos más, hasta los finales, obviamente.

Sin pensarlo demasiado, cogí la ropa de deporte y salí a correr. Necesitaba despejarme, no podía más. Necesitaba llorar, desahogarme, estar en esta presión me agobiaba demasiado. Aunque os diré una cosa, mis notas eran buenas, hasta ahora, pero eso no significaba no estar agobiada por ello. Tenía la necesidad y la ansiedad de que todo me saliera perfecto, no lo hacía por mí, ese es el problema. Lo hacia por mi hermano, por mi madre y aunque me duela, por mi padre, necesitaba demostrarles a todos que era buena en lo que hacía, y más a él.

Me adentre en el bosque y deje de correr. Hundí mis rodillas en el bosque y lloré, lloré mucho. Grite y pataleé, me dolía hacer todo esto por los demás. Estuve allí durante horas, gemiendo de dolor, a pesar de que en mis rodillas desnudas se clavaban las piedras, no era eso lo que me dolía. El corazón, era eso lo que estaba herido. Me sentía vacía, sin ánimo de nada. A pesar de que las cosas fueran bien, a mí eso no me llenaba.

Las personas agenas a ti, piensan que lo único importante en la vida de un estudiante, es sacar buenas notas y ser popular, estúpidos. ¿A los dieciocho años que problemas vas a tener?, decían. Dejadme deciros que demasiados, mi cuerpo cargaba con todo eso, solo. Me desahogue cuando no pude más, con Blake, y entre nosotros se quedo todo, pero necesitaba algo más, de mi parte.

Mi autoestima estaba por los suelos, mis ojeras rozaban la punta de mis pies, mi postura era encorvada y mi sonrisa ya no brillaba. Todo por el simple hecho de repetirme una y mil veces a mi misma, que no era lo suficientemente buena. ¿Cómo puedes evitar pensar eso? Ojalá alguien tenga la respuesta a eso. Ojalá alguien me diga el día mañana, oye, mira este video de cinco minutos de YouTube, donde te dice como evitar pensar en lo que te daña. Ojalá.

Llevaba días sin comer, días sin dormir, días sin sonreír ni una milésima de segundo. Blake lo notó, pero obvie sus acusaciones respecto a mi mal estado, cambiando de tema. Sé que le hacía daño, pero era algo que no podía evitar.

Débil. Otra de la decena de palabras que repetía mi mente. Una y otra vez. Es tan cierta. ¿Quién llegaba a este punto solo por tener unos exámenes? La débil de Bella. Bella Hadid, la chica que intenta complacer a todos y la que lucha contra si misma.

Mis ojos rojos e hinchado se despegaron del suelo, al igual que mis manos y caminé de nuevo en dirección a casa.

Viernes.

Mis exámenes habían terminado, al fin. Algo de luz iluminó mi camino, al poder tener algo de tiempo para mí.

Blake caminaba junto a mí, mirándome de arriba a abajo. Estaba preocupado, lo sé, mi rostro no era el mejor, mi cuerpo había perdido la forma erguida con la solía caminar antes.

- Estoy bien. - Mentí.

- Estoy preocupado por ti. - Suspiro.

Caminamos en dirección a mi coche, donde llegamos los dos esta mañana. Me senté en la zona del copiloto y segundos después Blake entró en él.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora