Capítulo 5. Un día

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Abrí los ojos poco a poco. Miré la hora en el reloj, las diez menos cuarto. Genial, tenía unos quince minutos para arreglarme y ducharme, que era lo más importante.

Salí corriendo en dirección al baño. Me duche rápido y me dirigi al armario mientras me lavaba los diente. Cogí unos jeans negros rasgados, una camiseta del mismo color y me puse por encima una camisa verde militar, que me remangue ligeramente hasta los codos. Me puse mis convers blancas de plataforma y terminé de lavarme los diente. Me cepille el cabello y me hice un moño despeinado, soltandome unos mechones.

Mire el reloj, aún me quedaban cinco minutos. Genial. Me puse un poco de corrector de ojeras, di un repaso a las cejas con un gel fijador y aplique máscara de pestañas. Coloque un poco de blush en mis mejillas y un poco de iluminador en los puntos más altos de mi rostro. Hidrate mis labios con un cacao para luego aplicar un labial nude, que no se notaba apenas.

Lista, cogí mi pequeña mochila y metí mi teléfono, mis llaves y mi cartera. Miré de nuevo el reloj que tenía en mi muñeca, eran las diez en punto y ya estaba bajando las escaleras de la residencia.

Me dirigí a la cafetería. Podia ver a Blake sentado en una de las mesas pegadas a la ventana.

- Buenos días. - Me senté en la silla que había en frente suya.

- Buenos días. ¿Tienes hambre? - Me preguntó haciéndole una señal a la camarera.

- Sí.

- Buenos días, ¿qué tomarán esta bonita mañana?

- Tomaré un café solo y tostada con salmón y queso fresco. - Le sonrió a la camarera.

- Yo creó que tomaré un café con leche y . . . una tostada con aguacate.

- ¿Lo de siempre verdad? En seguida os lo traigo.

- Sí, gracias.

- Gracias. - Blake dejó de mirar a la camarera para poner toda la atención en mí.

- ¿Qué pasa? - Pregunte al ver que me miraba sin ninguna razón.

- ¿Te estás volviendo al lado oscuro?

- No entiendo.

- Últimamente estas vistiendo mucho de negro, el primer día en la fiesta, ayer, hoy.

- ¿Y eso para ti es últimamente? - Reí. - Simplemente me gusta el negro.

- Me gusta que te guste.

- Blake, solo amigos.

- Oh vamos, Bella, solo te estoy halagando. Ya te dije que yo no salía con nadie.

- Gracias por tus halagos. - Sonreí nerviosa.

- No sé a qué le tienes miedo.

- No le tengo miedo a nada. Además a qué debería temer.

- Pues no lo sé, a acostumbrarte a mí y no poder evitar estar a mi lado. A enamorarte de mí.

- Esa frase me la has dicho antes. Blake recuerda que yo tampoco salgo con nadie.

La camarera nos trajo nuestro desayuno.

- Gracias linda. - Le sonreí.

Blake solo le sonrió. Se veía que esa conversación conmigo le interesaba, mi tono de burla no le agradaba mucho.

- ¿Por qué te da tanto miedo enamorarte?

- No es miedo, es una pérdida de tiempo para mí. El amor puede verse y sentirse de muchas maneras. - Le pegué un sorbo a mi café.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora