Capítulo 30. El héroe de todos mis libros

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Aquella vacía habitación comenzó a absorberme por completo, no entendía qué hacía allí ni tampoco como había llegado. Aunque breves instantes después toda mi mente se llenó de recuerdos de hace tan solo unas horas. Mi padre. Él estaba aquí, y quizás justo detrás de esa puerta. Sentado en una silla, en aquel silencioso pasillo.

Una amable enfermera de mediana edad entró interrumpiendo mis pensamientos y mis ojos se fijaron en ella. Sonrío y se acerco a mí.

- ¡Que sorpresa! Estas despierta. - Agarro un informe que habia cerca de mi cama y lo comenzó a leer. - Tu familia está fuera, los avisaré.

Salió por la puerta dejándola encajada. Otra vez metiada en líos Bella. Volví mi vista hasta mi brazo, este tenía un vía saliendo de él, un par de segundos me duró aquello, dejé de mirarlo, las agujas no me gustaban nada.

Fred entro por la puerta, tenía el pelo alborotado y en su mano sujetaba un café. Se abalanzó hacia mí y me abrazó con fuerza. No supe que lo necesitaba tanto, hasta que lo tuve.

- Que dramático. - Le dije cuando nos separamos.

- Tú lo eres más. - Sonrío. - ¿Te acuerdas lo que pasó?

- Desearía no hacerlo.

Bajé el mentón. No podía fingir que el tema de mi padre no me atormentaba cada vez más. Sus sentimientos hacia mí me confundían. Quizás era verdad todo lo que me había dicho. Pero él me había roto el corazón en mil pedazos, y creó que nunca podré recomponerlo. ¿Quién aparece de la nada después, de casi diecinueve años? Él, mi padre. Sé que si mamá se entrará de esto, me pediría por favor que lo perdonará y que olvidará todo.

Puede que sea demasiada dura con él, pero puso como excusa que era joven e inexperto, yo la utilizaré también. Aunque sé que si sus ojos se encuentran con los míos, me debilitaría por completo. No sirvo para ser una fuck girl, soy Bella Hadid, ni siquiera soy capaz de matar una mosca.

Fred acarició mi mejilla y elevó mi mentón haciendo que lo mirara a los ojos.

- Esta ahí fuera. - Suspiro. - Esperándote.

- No quiero verle, Fred.

- Dale una oportunidad, ha cambiado desde la última vez que lo vi. Incluso yo estoy sorprendido.

Dude por unos instantes. No quería verle y eso era cierto. Pero también es cierto que quiero disfrutar el tiempo con mi padre.

- Nos veremos en Venecia. - Sonreí. - Tengo que pensar.

Fred sonrió y camino hasta la puerta, donde dio un pequeño giro para mirarme.

- Blake está aquí. Le diré que pase mientras hablo con papá. Además los chicos viene para acá. - Cerró la puerta detrás suya.

Entre de nuevo en un bucle del que aún no había logrado salir. Debo estar soñando porque mi vida es un jodido libro mal escrito. Ahora mismo siento que toda mi vida está desordenada, y no entiendo por qué. Necesito poner orden cuanto antes y de una vez por todas afrontar los problemas, no podía seguir siendo tan terriblemente cobarde.

Habia algo en mí que me impedía seguir avanzando. Un sentimiento, un algo que me pedía por favor que me detuviera. Quizás sea una corazonada de que algo malo pasará, y espero que no ocurra, no necesito más sorpresas. La mayoría de veces que me ocurren estás cosas, pasan y suelen ser peores de las que me había imaginado. Eso me aterraba. Tenia muchos caminos abiertos, no necesitaba más.

Ahora mi vista se desvió hacia la puerta, Blake estaba allí mirándome. Salí de mi mundo y me desvié al suyo. Donde me refugiaba siempre que no podía sostener el mío. Eso ocurría desde hace semanas y ni siquiera me percaté. Puse mis pies en la tierra, en su zona y deje la mía atrás.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora