Capítulo 9. Conocernos

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No conseguí conciliar el sueño en toda la noche. Despertaba cansada y con ganas de matar a Blake. Me levanté de la cama, rezando para que estuviese en su habitación. Abrí la puerta, la cama estaba hecha lo que significaba que no había llegado.

- ¿Dónde te has metido estúpido?

Bajé a la cocina y me serví un tazón de cereales. Comía mientras pensaba en diferentes maneras de asesinar a Blake cuando lo viera.

- Buenos días cariño. - Mamá apareció por la puerta de la cocina.

- Hola mamá.

- Dentro de unos minutos me iré a la casa del campo y Philip ya se a ido.

- ¿Al hotel que me dijiste?

- No, se quedará en casa de su madre. Oye cariño, me tengo que ir. Además tengo que seguir preparando todo para mañana.

- De acuerdo mamá. Avísame si ocurre algo.

- Claro, cariño recuerda que la boda es mañana a las cinco de la tarde.

- Sí, mamá, lo recordaré.

- Cuídate y no prendas fuego a la cocina por favor.

- Adiós mamá. - Rodé los ojos.

Mi madre se alejó de mí y pude escuchar un te quiero antes de que la puerta se cerrase.

Puse mi bol en el lavavajillas y subí de nuevo a mi habitación. Busque en el cajón de los trajes de baño. Me puse un bikini y cogí una toalla. Sumergí mi cuerpo en la piscina y comencé a nadar.

Evité pensar, intentaba relajarme. Salí del agua y me seque con la toalla. Me tumbé en un butaca y comencé a leer uno de los libros que había encima de la mesa.

Pasaron horas, disfrutando de aquel silencio que me envolvía. Solo quebrantado por el dulce canto de los pájaros.

- ¿Tomando el Sol? - Blake apareció por la puerta.

Sin pensarlo me abalance sobre él y nos fundimos en un dulce abrazo, el cual necesitábamos, los dos.

- ¿Dónde mierda has estado? Eres un jodido estúpido. ¿Crees que puedes aparecer y desaparecer así porque sí? Déjame decirte que me tenías muy preocupada. No he dormido en toda la noche, ¿has visto mis ojeras? Podrías haber llamado y decirme dónde estás. - Comencé a hablar sin pensar.

- ¿Has terminado? - Su expresión era seria.

- Sí.

- He estado en un hotel. No me apetecía verte. - Sus palabras fueron como una puñalada en el pecho. - Simplemente necesitaba estar solo.

- ¿No te apetecía verme? ¿Cómo se supone que me tengo que tomar eso?

- Pero ahora sí. Por eso he venido y no me iré si no es contigo.

- Blake . . . siento mucho lo del otro día, en serio. No quería herir tus sentimientos. - Jugué con mis dedos.

- No pasa nada. Ahora eso es indiferente. - Comenzó a andar hacia las butacas y se sentó en una de ellas. - Tú eres especial. Sé que exagere un poco, pero no me esperaba que me dijeras todo eso. Fue como una puñalada en el pecho. - Mis pensamientos se posaron en sus labios recitando cada letra.

- Pero, Blake. Nos acabamos de conocer y miranos.

- ¿Y qué? Somos jóvenes, ¿qué problema hay en que queramos vivir en momento?

- Para ti es fácil decirlo. No . . .

- Bella, somos tú y yo. ¿Por qué te importan tanto los demás? - Cogió mis manos.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora