Capítulo 11. De locos

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Llevaba hora y media dando vueltas en la cama, pero no conseguía seguir durmiendo. Me levanté de ella y me dirigí al baño para darme una ducha.

El beso. Un recuerdo pego con fuerza en mis pensamientos. Dios mío, Blake. ¿Cómo lo miraría a los ojos? Sentía tanta vergüenza, sabía que me iba a arrepentir. La adrenalina solo duraba unos minutos. Cerré mis ojos con fuerza y sentí mi corazón acelerarse.

Salí de la ducha y envolví mi cuerpo con una toalla. Me dirigí a mi armario, tarareando una canción que ni siquiera sonaba así, pero intentaba no estar nerviosa antes de ver a Blake.

Me vestí con unos jeans negros, saqué una camiseta de manga corta blanca y me la puse. Cogí unas convers negras y me calze. Cepille mis dientes y mi cabello y de nuevo me lo recogí en una coleta. Las hondas del día anterior aún me duraban, así que las aproveché.

Salí de la habitación. La puerta de Blake esta abierta, pero él no estaba. Su cama estaba hecha y su maleta estaba encima de ella. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina.

Blake se encontraba allí. Miraba su teléfono mientras tomaba una taza de café.

- Buenos días. - Exclame con nerviosismo.

- Vaya, buenos días. No te he escuchado bajar.

- Me he dado cuenta. - Me serví una taza de café y deslicé mi cuerpo hasta donde se encontraba él.

- He pensando que podríamos irnos cuando tu madre llegase, así podrías despedirte de ella y de Philip. - Acarició mi brazo mientras me sonreía.

Ayer me había atrevido a besarle y hoy me ponía nerviosa que me tocará en brazo.

- Sí, gracias.

La cocina se inundó de un silencio ensordecedor. Un silencio que deseaba que se rompiese, para mí era demasiado incómodo.

- Iré a preparar mis cosas. - Deje la taza en la mesa.

- Vale.

Subí las escaleras en dirección a mi habitación. ¿Qué demonios se hacía después de besar a un chico? Necesitó una guía para esto.

Estaba confusa. Durante estos días había conocido al Blake de verdad. Su coraza, por llamarla de algún modo, había desaparecido poco a poco, dejándome ver a aquel chico que se ocultaba detrás. Él no era como pensaba y había cometido un error al juzgarlo sin conocer nada de él.

Empaque mis cosas en la maleta y la puse sobre la cama. Heche un último vistazo a la habitación, para comprobar que no se me olvidase nada.

- Estamos aquí. - Escuché a mi madre entrar por la puerta.

Bajé para poder despedirme de ella y de Philip. Era hora de irse y eso me angustiaba.

- Ven aquí mi pequeña princesa. - Extendió los brazos y me acerqué a ella. - Nos veremos mañana.

- ¿Cómo? Mamá nos vamos ya. - Me separé de ella.

- ¿No te acuerdas? - Negué con la cabeza. - Bella, cariño, mañana Philip y yo nos vamos de viaje. Pasaremos por la universidad a despedirnos de ti. No estaremos cuando se terminen las clases.

- Oh . . . ya me acuerdo. Cierto, perdona.

- Bella, es hora de irnos. - Blake me miró con ternura.

Asentí. Volví a abrazar a mi madre, tener que separarme de ella tantos meses me aterraba. Se iba a otro país, a vivir su vida con Philip. Una parte de mí estaba feliz, porque ella se lo merecía. Unas lágrimas se deslizaron por mi mejilla. Abrace también a Philip, lo hecharía de menos.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora