Capítulo 37. Bipolar o algo así

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QUINTO CAPÍTULO DEL MARATÓN

- Bella, vamos despierta. - Abrí mis ojos, Blake me sonreía.

Me incorporé lentamente. Estaba en la casa de la playa, tumbada en la cama.

- ¿Queires una taza de chocolate caliente? - Me preguntó.

Asentí tímidamente y me tendió su mano para seguirlo. Lo hice. Me senté en el porche, mirando aquel mar en calma y mis ojos se detuvieron en Blake, cuando llegó con dos tazas.

- ¿Te sientes mejor? - Dejo caer la mano en mi muslo.

Asentí. Sentía vergüenza al recordar todo lo que llegue a decirle, todas las veces que lo golpee y sentí vergüenza por haberme visto en ese estado. Y aún así, él estaba aquí y no se había ido.

- Lo siento. - Susurre.

Él giró su cuello en mi dirección y soltó aire por la nariz.

- No sientas nada.

- Es que vi esa foto, y yo, y yo pensé . . .

- Esa foto es de hace años. - Suspiró. - Pero no te preocupes, por favor, no te atormentes con esto.

Suspiré pesadamente. Soy tonta al creer cada jodido mensaje que me llega al teléfono. ¿Pero qué puedo decir? No estoy en la mejor etapa de mi vida. Cualquier cosa hace que me desborde. Me siento estúpida. Aunque una parte de mí me dice que es algo normal, que no debo decepcionarme a mi misma. Que esto algún día acabará, y que seré la misma Bella de siempre.

- Iremos a esa fiesta. - Le digo casi en un susurro.

- No iremos. - Me miró desafiante. - Deja de pensar en los demás, en mí, y piensa en ti de una maldita vez.

- Y tú deja de rechistar tanto.

Me levanté y entré en la casa. Blake siguió mis pasos sin decir nada más. No le queda de otra. Joder, sé que no es el momento para estar pensando en fiestas, o en cosas por el estilo, pero se lo prometí, y para él es importante.

Me detuve en seco, y Blake lo hizo detrás mía. Sin entender nada, me miró. Di media vuelta y pegué mis labios a los suyos. Lo hechaba de menos.

- Iremos a esa fiesta con una condición. - Me susurró cerca de mis labios.

- ¿Cuál? - Sonreí, me esperaba lo peor.

- Me quedaré contigo, es tu casa, esta semana. - Una sonrisa pícara adorno su rostro.

- Estas al lado.

- No me refiero a eso. Estar en tu casa. Juntos.

- Vale. - Me encogi de hombros.

Mi oportunidad, para soltar todas las hormonas que Blake hacia revolotear a mi alrededor. Oh, sí, nena el sexo lo cura todo. Me he vuelto más pervertida de lo normal. Han creado a un monstruo.

- Ah, oye. Tienes que ir de rojo. - Me ordenó Blake.

- Y se puede saber por qué. - Quise saber.

- Es la primera vez que llevaré a alguien a esa fiesta. Tienes que resaltar entre los demás. - Me dijo.

- Ajá, creó que no. - Suspiré. - Ya sabes que no me gusta ser el centro de atención.

- No lo serás. Simplemente es una tradición.

Al final cedí, por qué, porque no. O sea, ser el centro de atención no es tan malo, bueno, para mí sí. Pero joder, tengo a un Dios Griego, del Olimpo caminando a mi lado, necesito convertirme en una diosa también. Y sé la persona perfecta que puede hacer eso realidad.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora