Capítulo 13. He sido una estúpida

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Los primeros rayos de Sol se colaban por el cristal de la enorme ventana y segundos después el reloj comenzaba a sonar. Era hora de despertar y por un momento pensé en no hacerlo . Me incorporé y pude ver a Blake, aún dormido a mi lado.

Salí de cama y caminé hacia el baño. Me lavé el rostro, necesitaba despertar de una vez.

Siempre lo he dicho, madrugar no es lo mío.

Después cepille mis dientes y mi cabello, y en el hice de nuevo una coleta. Volví a lavar mi rostro con mi jabón facial y apliqué crema hidratante. Puse una nueva tirita en la herida, la cual comenzaba a cicatrizar.

Cogí el vestido que elegí la noche anterior y me lo puse. Era holgado, de manga corta,  tenía un estampado de cuadros blancos y rojos. Me calce con las convers altas de color negro, que llevé ayer. Apliqué un poco de perfume y salí del baño.

Me dirigí a la cocina. Blake estaba allí.

- Buenos días. - Me saludó, mientras colocaba dos vasos de zumo de naranja en la mesa.

Se acercó a mí y sus labios volvieron a impactar con los míos.

- Buenos días.

- He hecho tortitas , ¿te apetecen?

- Sí, obvio, me encantan las tortitas. - Sonreí.

Nos sentamos en la mesa, uno frente al otro, y comenzamos a desayunar.

- Vaya, están geniales. - Le pegue el último bocado, a la torre de cuatro tortitas que había preparado, para cada uno.

- Me alegro de que te hayan gustado. Iré a vestirme antes de irnos, no tardaré.

- Vale, recogeré esto.

Blake salió de la cocina. Mientras recogí los platos, y los vasos y los metí en el lavavajillas.

Habían pasado unos diez minutos, cuando Blake apareció de nuevo en la cocina.

- Vamos. - Cogió las llaves de su coche y las cosas que necesitaba para clase.

- Pero nos verán llegar juntos.

- ¿Te importa a ti eso?, porque a mí no. - Dejo de mirar su teléfono para centrarse en mí.

- No, a mí tampoco. Lo decía, no sé, para que no tuvieras problemas con Mara.

- Mara no decide sobre mi vida, ahora si has acabado, podemos irnos. - Me volvió a sonreír.

Asentí y cogí las cosas de clase. Caminamos por el pasillo en silencio, mi vista estaba fijada en el teléfono, observando un mail de una profesora indicándonos los pasos a seguir, para un trabajo.

- Eres mala acompañante para ver películas, en serio. - Comenzó a reír.

- ¿Por? - Lo miré.

- Te quedaste dormida al comienzo de la película.

- No es cierto.

-¿Ah no? Entonces me podrás decir qué trataba la película.

- ¿Sabes qué? No me gustó mucho, así que no le preste atención.

- Claro, me lo imaginaba.

Bajamos del ascensor y salimos del edificio. Comenzamos a caminar hacia el coche.

- ¡Es verdad! - Me indigne ante sus acusaciones.

- Claro, Bella, nadie a dicho lo contrario.

Soltó una carcajada. Aún indignada por sus comentarios, no pude evitar perderme en aquella risa, que me contagió segundos después.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora