Sentí una caricia en mi muslo. Y abrí mis ojos lentamente.
- Bella, mi amor, ya estamos aquí. - Me susurró.
¿Cómo me ha llamado? Estoy delirando por la falta de sueño. Definitivamente.
Abrí del todo los ojos, y él apartó unos mechones que habían caído por mi rostro.
- ¿Cómo has dormido? - Me pregunto.
- Bien. - Reí nerviosa.
Mire al frente y vi delante mía una parcela de cientas de hectáreas, y en medio de ella un castillo. Es normal que quieran celebrar la fiesta aquí, cabrían diez equipos de fútbol. Delante nuestra se abrieron dos puertas marrones, quizás de un estilo contemporánea. No sabía que me había liado con un príncipe, joder. El castillo es de un color gris desgastado y la hierba perfectamente cortada que crece a su alrededor es de un verde tan sutil y hermosos que da pena mirarla o incluso hasta pisarla. Un camino de piedras conduce hasta la entrada de aquella casa tan peculiar, y al llevar justo en frente una fuente adorna el lugar.
- ¿Tú casa es esta? - Le pregunté curiosa.
- Sí. - Afirmó sin ningún interés.
- Joder, ¿eres un príncipe o algo así?
El no escondió la risa que le provocó mi comentario, pero lo digo en serio. Muy en serio.
- Claro que no. Mis antepasados construyeron esto hace cientos de años, y lo hemos mantenido hasta ahora. Además no tiene nada de peculiar.
No dije nada, simplemente me limité a observar. Ajá, no tiene nada de peculiar, según él, vivir en un jodido castillo es algo totalmente normal.
Blake notó mi nerviosismo y acarició mi muslo.
- Les caerás bien. - Cogió mi mano y la beso. - Tú serás la primera que presente ante ellos. Es muy importante para mí.
Me limité a sonreír. Aunque sus palabras me pusieron todavía más nerviosa. Me mire en el espejo que tenía en el bolso, mi maquillaje seguía intacto y pasé los dedos por mi cabello, para cepillarlo un poco.
- Deja las cosas aquí, mandaré a alguien a que la lleve a tu habitación.
Asentí y salí del coche al mismo par de Blake. Termino de ponerse aquel abrigo largo de rayas que le quedaba tan bien, y yo simplemente acomode un poco el mío. Cogió mi mano y caminamos juntos. En cuanto subimos los primeros escalones, las grandes puertas de madera marrón se abrieron, y pude ver a dos mujeres vestidas de negro.
- Me alegro de verle señor Blake. - Dijo una de ellas.
- A mí también, María. - Los ojos de las dos chicas se dejaron caer en mi. - Te presento a Bella, mi novia.
Blake me sonrió y yo lo hice con las chicas, no quería darmelas de superior ni mucho menos, así que les extendí mi mano, la cual ellas aceptaron con mucho gusto.
- Oh, Bella, que bonito nombre. ¿Sabrá usted que en español significa bella? - Me hizo saber la otra chica, llamada Carla.
- Sí, lo sé. Mi madre me lo puso por eso mismo.
- Oh, pues no se equivoco. Es usted hermosa.
Me sonroje, no más comentarios así. Mis mejillas explotarán.
Caminamos por aquellos enormes pasillos, hasta llegar a lo que supuse que sería el salón. Y allí mis piernas temblaron y mi respiración se volvió pesada. Se escuchaban voces manteniendo una conversación, y distingui varias.
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𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔
Romance☾︎ 𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊 ☽︎ *EN EDICIÓN* Serán únicos al compartir su amor y tan distintos al rendirse. Bella y Blake son jóvenes, inexpertos y con un mal pasado en el amor, que les hace dudar de cada paso que dan. Asimismo, las mentiras, la poca crali...