𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔

Capítulo 18. Chicos, chicos y más chicos

El despertador sonó a las nueve de la mañana, me preparé un café y salí a la terraza junto a mis deberes. Necesitaba terminar para adelantar el trabajo de William Shakespeare, que la profesora de literatura nos había mandado.

Mis ojos se deslizaron hacia la terraza de Blake, donde se encontraba él, leyendo un libro. Mi mente se llenó de los recuerdos de la noche de ayer, de aquel plan que se le ocurrió a Derek, y lo bien que me lo iba a pasar montando todo este circo. En mi interior había una pequeña vocecilla, que me decía, que Blake no caería en esta trampa, por llamarla de alguna manera. Como mi madre dice: El no ya lo tienes, intenta conseguir el sí.

Volví mis ojos de nuevo a mis hojas, al darme cuando que Blake se había percatado de mi mirada. Bebí un sorbo de café para disimular, así no sentiría tanta vergüenza, porque se supone que estaba saliendo a Derek, aunque mi corazón perteneciera a Blake. Él lo sabía y se aprovechaba de eso, pero Bella Hadid no es tan inocente como se cree.

Eran las dos de la tarde, suficiente por hoy. Apagué el ordenador, guardando antes el trabajo de mi queridisimo Shakespeare y entré dirigiéndome a la cocina. Tenia demasiada hambre como para pensar en que hacerme de comer, así que metí una pizza en el horno y esperé a que estuviera lista, mientras me servía un refresco. Mientras tanto, hice face time con Philip y mamá, se habían aficionado a esto.

Después, me puse ropa de deporte y salí a correr, como casi todos los días. Bebí un vaso de agua antes de salir y conecte mis auriculares a mi teléfono.

Llegaba agotada a casa, y sin pensarlo me metí en la ducha. Deje que las gotas de agua, recorrieran mi cuerpo, fundiéndose así con el, mientras seguía jadeando. Salí de la ducha, y me vestí con un camiseta. Mi plan se constaba en pasar todo el día en casa, sin hacer absolutamente nada, pero fue interrumpido cuando mi teléfono comenzó a vibrar encima de la mesa, extendí mi mano y lo cogí. Era Derek.

Llamada con Derek.

- ¿Qué pasa Derek?
- Estoy en una cafetería cerca de la universidad, ¿te apuntas? Estoy con unos amigos.
- ¿Me quieres juntar con tus amigos?
- Tú eres mi amiga, también. Vamos ven.
- De acuerdo voy para ya.
- Genial. Nos vemos.

Colgué la llamada después, de que Derek me diera la dirección, y percatarme de que era la cafetería a la normalmente iba.

Me vestí con unos tejanos color azul, una camiseta negra, la cual anude por encima de mi ombligo y me calce con unas zapatillas blancas. Me cepille el cabello y en el hice una coleta alta, me maquille un poco, algo natural y me moví por la casa buscando las cosas que necesitaba.

Salí de mi apartamento, para encontrarme a Blake apuntó de entrar en su coche.

- ¿Saldrás? - Recorrió mi cuerpo de arriba a abajo con sus ojos.

- Sí, quedé con Derek. ¿Y tú?

- Sí, he quedado con los chicos en la cafetería de la universidad.

- Genial. - Disimule al notar que mi cuerpo se tensaba después, de escuchar que se dirigía al mismo sitio al que yo iba.

- Nos vemos. - Me guiñó el ojo.

Entré en mi coche y llamé a Derek de nuevo.

Llamada con Derek.

- ¿Qué pasa Bella?
- Blake estará también allí.
- Esto tiene que ser cosa del destino.
Lo escuché soltar una pequeña risita.
- Derek no seas estúpido, no iré.
- Oh, sí que vendrás. Tienes diez minutos para estar aquí, mis amigos y yo te esperamos.

Colgó la llamada sin dejar que me respondiera. Arranqué mi coche y comencé a conducir detrás de Blake. Recé en mi interior para que no se diese cuenta de que estaba tras suya. Llegué a la cafetería, estacioné justo al lado de él y salí de coche.