Capítulo 35. Fred

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TERCER CAPÍTULO DEL MARATÓN.

Después de recoger todo el desastre de la cocina, me limité a ver la televisión y a comer palomitas y galletas como si no hubiese un mañana. Llevaba horas esperando a mi querido hermano y a esa chica misteriosa. No aguantaba más, las ansías de saber quién es me comían por dentro. Incluso llegué a pensar que era Mara, y por eso no me decía quién era. En fin, la hipocresía chicos.

El timbre de casa sonó y de un salto me levanté del sofá y corrí a abrir la puerta. Detrás de ella se encontraba mi hermano y otro chico. Que sorpresa, pensaba que vendría con una chica, aunque tampoco me molesto la presencia de ese chico. Preferiría que fuera él, a una víbora operada y de cabello rubio.

Abracé a Fred con ansia, lo hechaba de menos, desde que comimos juntos no lo volví a ver, ni siquiera hablé por teléfono con él.

- ¡Por fin! ¿Os habéis perdido o algo? - Reí.

- No, para nada. Pero él a terminado tarde de trabajar. - Me decía Fred. - Tenia que entregar unos bocetos de unos diseños.

- ¿Diseños? ¿Eres diseñador? - Pregunté con curiosidad. - ¿De ropa? ¿De zapatos? ¿O de qué?

- Bella. - Fred me hizo saber que debía contener mi emoción.

- Tranquilo. - Rio aquel chico de nombre desconocido. - Soy diseñador de ropa y de zapatos.

- Ay Dios. Me encanta. - No pude esconder mi ilusión. - Soy Bella, por cierto. - Sonrei y me extendi mi mano.

- Encantado, yo soy Wilder, el . . .  . - Fred le pegó un codazo. - Amigo de Fred.

Seré joven pero no tonta. Ahí había algo, y yo tenía que averiguarlo. Puede que mi hermano fuese gay y yo no lo sabía. O sea, imaginaos, tengo un hermano gay y un cuñado diseñador, ¿qué más le puedo pedir a la vida? Esto es lo mejor que me puede dar.

Los invité a pasar y les enseñé su habitación con cama de matrimonio. Oh sí, aquí tenéis vuestra indirecta amigos. Bella será estúpida, pero no tanto.

El timbre volvió a sonar e interrumpió mis pensamientos. Menos mal, porque les iba a soltar una burrada a Fred y a Wilder. Salvados por el timbre.

Caminé hasta estar en frente de la puerta y la abrí. Philip y mamá se encontraban detrás de ella. Sin pensarlo los abracé con ansia y unas cuantas lágrimas se dejaron ver por mis mejillas. Los echaba de menos, demasiado. Fred bajo las escaleras y se unió a nuestro abrazo. Demasiado bonito para ver verdad, por favor, que alguien me pellizque.

- Fred a venido con Wilder, su 'amigo'. - Me chive e hice comillas con los dedos.

Sabía que si eran algo más que amigos, a mamá se le iba a escapar en cualquier momento. Así que se lo intentaría poner en bandeja.

- ¡He hecho galletas! - Fui emocionada hasta la cocina, y ellos me siguieron.

- Vaya, tienen una pinta genial. - Me dijo Wilder apareciendo por la puerta.

- No te fíes, la cocina no es lo suyo. - Fred se burló de mí.

Lo fulmine con la mirada y espere expectante a que probasen una galleta cada uno y rece para que no le hubiese echado ningún tipo de veneno en ellas, o al menos con la mezcla de ingredientes que hice no crear uno nuevo. Para mi sorpresa sus caras fueron de los más comunes, incluso pensé que les gustaba.

- ¿Qué tal? - Sonreí.

- Muy buenas cariño. - Me dijo mamá.

- Sí, están mejor de lo que creía. - Philip le pegó otro mordisco a la galleta.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora