Capítulo 8. Todo era perfecto hasta que . . .

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Me despertaba con los pequeños rayos de Sol, que se colaban por los cristales de mi ventana y a través de las cortinas. Me frote los ojos y salí de la cama.

Me dirigí al baño y lavé mi cara. Me cepille un poco el cabello y me hice una coleta. Me vestí con una camiseta y unos pantalones cortos. Salí de mi habitación.

La casa está en completo silencio. Mamá y Philip estarían con los preparativos de la boda y Blake dormiría aún. Me preparé una taza de café. Pegué un pequeño saltó y me senté en la isla, algo que mamá odiaba.

Los pájaros emitían sus cantos, con delicadeza, formando una sinfonía a mi alrededor.

Blake entró y apoyó su cuerpo contra la madera de la puerta.

- Buenos días. - Saludé. - ¿Quieres un café?

- Sí, gracias.

Le serví una taza de café.

- He pensado que podríamos ir hoy a la casa del campo, donde se va a celebrar la boda. - Idea de último momento.

- Genial, así salimos un poco.

- Sí. ¿Te apetece desayunar algo?

- No, estoy bien.

- Vale, me voy a dar un baño y si quieres nos podemos ir.

Asintió ante mi propuesta y subí las escaleras. Me metí en la ducha, enjuague mi cabello y mi cuerpo. Me puse un vestido con los hombros al descubierto y con un estampado de rayas blancas y azul celeste, me calce con unas sandalias de plataforma color marrón. Me cepille el cabello y deje que se secará al aire, me maquille un poco, como siempre. Cogí un bolso y metí las cosas necesarias.

Bajé, Blake me estaba esperando. Cogí las llaves de mi coche y lo saqué del garaje. Pusimos rumbo hacia la casa del campo.

Mi madre estaba junto a unos decoradores delante de la casa. Aparqué el coche a un lado y nos acercamos a ella.

- Hola chicos. Que sorpresa. - Me saludó.

- Nos aburrimos. ¿Y Philip? - Pregunté.

- Esta dentro arreglando el jardín donde se celebrará el banquete y el baile. Blake, creó que necesitaría tu ayuda, no sé le da muy bien la organización de las mesas, ¿le podrías echar una mano? - Mi madre rió.

- Claro, Kate. - Blake subió las escaleras de la entrada.

- El jardín está al fondo. - Le indique.

Subió las escaleras de la entrada y se perdió en la casa.

- ¿Cómo estáis? - Me dijo mientras seguía observando a los decoradores.

- Bien, ¿por qué lo dices?

- No me refiero a eso, ya sabes. - Me guiño el ojo.

- Mamá, solo somos amigos. Nada más.

- ¿Segura?

- Mamá. - Rodé los ojos.

- De acuerdo. Se me olvidó, cuando vayas a casa mira en mi vestidor, en la puerta de uno de los armarios esta colgado tu vestido. Y el día de antes de la boda, o sea, mañana, Philip y yo no estaremos, ya sabes los novios no pueden estar juntos. Y el día de la boda tampoco, noche de bodas.

- No necesito saber más. Demasiada información para mi cerebro.

- Estaréis solos.

- Me voy dentro. - Ignoré lo que me dijo, siempre con doble intenciones.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora