CUARTO CAPÍTULO DEL MARATÓN
El oscuro cielo inundó mi habitación y mi mente. El último mensaje que recibí de Blake fue ayer en la noche. Aunque había una gran parte de mí que quería llamarle para poder escuchar su voz. Pero, sé ruda Bella. No te dejes manejar por tu estúpido corazón.
Bajé por las escaleras sin hacer mucho ruido, todos estaban durmiendo y no quería despertar a nadie. Pase por el salón, y después camine hasta la cocina. Me serví un vaso de agua y volví a mirar mi teléfono con desesperación, él estaba harto de que lo ignorara.
En fin, se lo merecía, por puto. Debía haber creído en mí, cuando le dije la verdad. Mi corazón no podía seguir rompiéndose, no le quedaban más pedazos por quebrarse. Además en unas semanas debería viajar con Fred a Venecia a ver a mi padre.
Mi padre.
De nuevo se deja caer en mi mente, poniendo todo para arriba, como si de un huracán se tratase. Suplicaba que mi mente parase de pensar en él pero dolia tanto que no podía hacerlo, él había roto mi corazón por completo y Blake con sus gestos se había encargado del resto.
Comencé a llorar, como tonta y como siempre.
- Deja de llorar, estúpida. - Me dije a mi misma bebiendo del vaso de agua.
Quizás me valoraran demasiado poco como para detener todo mi sufrimiento. Porque sí, lo hacia. Necesitaba ese empujón hacia el precipicio, que me llevará la corriente y nadar bajo miles de litros de agua. Ahogándome en ella, pero sin falta de aire, es más, sosteniendo en mis pulmones todo el aire que necesitaba. Pero aún así, me ahogaba. Me ahogaba con cada palabra que salía de mis labios sobre mi padre o sobre Blake. Ellos dos causaban en mi tantas emociones, tan diferentes, que estoy perdida.
Imbécil, me volví a insultar a mi misma. Una y otra vez. Sin darme cuenta de que me hacía daño. De que mis propias palabras cortaban mis venas. Y de que eran como una adición mala que no podía dejar de repetir. No tenía ni un poco de compasión conmigo misma. Toda mi autoestima y mi carisma hacia mi misma, había desaparecido. Me encontraba vulnerable y fuera de mi propio alcance.
El aire comenzó a no llegar a mis pulmones y mi pecho comenzó a pesar más de lo normal. Una gran carga se depósito en él y ni siquiera tenía fuerza para afrontarla. Marqué su número.
No, no y no.
Lo dude por unos instantes. Me volvía a arrastrar hasta él. Hasta sus brazos. Hasta sus palabras. Y le volvía a pedir ayuda.
No lo llames.
Hice caso omiso a las indicaciones que mi consciencia no paraba de repetir una y otra vez. Al primer toque el contesto, con la voz adormilada pero aún así con la esperanza de escuchar la mía.
- Bella, ¿estás bien?
- Solo quería escuchar tu voz.
- ¿Estas llorando?
- No, solo . . . solo acabo de bañarme.
¿Qué acababa de decir? Pégate con la frente en la pared que tienes delante, por favor
- ¿A las cuatro de la mañana?
- Sí, tenía calor.
- Bella estamos a casi tres grados. Me quieres decir de una vez qué pasa.
- Blake.
- Te escucho, dime por favor. ¿Estas bien?
- No me hagas daño.
No podía más, y lo solté así sin pensar en nada. Porque no quería que él rompiera más mi corazón, antes de marcharse.
- No lo haré. Te lo prometo. ¿Quieres que vaya a por ti?
- ¿Podemos vernos mañana?
- Claro. Te espero en nuestro lugar.
ESTÁS LEYENDO
𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂 𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔
Romance☾︎ 𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊 ☽︎ *EN EDICIÓN* Serán únicos al compartir su amor y tan distintos al rendirse. Bella y Blake son jóvenes, inexpertos y con un mal pasado en el amor, que les hace dudar de cada paso que dan. Asimismo, las mentiras, la poca crali...