Capítulo 15. En frente tuya

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Un rico holor inundó mis fosas nasales, haciendo que despertará. Me incorporé y pude ver a Blake en la cocina, preparando el desayuno.

- Buenos días ¿Te he despertado? - Se percató de mi presencia.

- Buenos dias. No, huele rico. - Me acerqué para ver que preparaba.

- Ayer casi no cenaste, pensé que tenías hambre.

Pensaste bien. Depósito en un plato, donde previamente habían unos panqueques y una tortilla, dos tiras de beicon y algo de fruta. Salive, sí definitivamente había pensado bien. Puso encima de la mesa dos platos, y vertió algo de café en las dos tazas y un poco de zumo de naranja en los vasos.

Desayunamos en silecio, no quería ser yo la que lo rompiese. Además, os acordáis que sigo enfadada con él, ¿verdad? Pues eso. En varias ocasiones hizo el amago de decirme algo, pero no lo hizo, quizás porque temía mi respuesta.

- ¿Te importa si voy a vestirme? - Le pregunté mientras recogíamos la mesa.

- Claro que no, puedes ir. He dejado tus cosas en el baño.

Asentí, y caminé en dirección al baño. Lavé mi rostro y cepille mis dientes. Después, me vestí con una camiseta de tirantes negra, una falda estilo midi, con una raja en la pierna izquierda y de un color verde oscuro, me calce con unas zapatillas blancas. Cepille mi cabello, el cual estaba ligeramente ondulado por la trenza que me hice la noche anterior.

Salí del baño, Blake me esperaba sentado en el sofá. Vestía un tejano negro corto, una camiseta del mismo y unas zapatillas blancas.

- Iré un momento al baño. - Se levantó y pasó por mi lado.

- Te esperó.

Vaya esos tejanos le hacían un buen culo, para que vamos a mentir. Salió del baño desprendiendo un olor a perfume fresco y con el cabello ligeramente despeinado. Cogí las llaves de mi coche, sí, mi coche, habíamos intimado lo suficiente como para llamarlo así, y bajamos para dirigirnos a la administración.

Caminamos hasta allí, donde una amable señora que parecía conocer a Blake, nos atendió. Ella era la presidenta de la residencia, su nombre era Carla. Me presenté y comencé a describirlo lo que había sucedido la noche anterior.

- ¡No me puedo creer que haya pasado algo así! - Añadió molesta. - Llévame hasta tú habitación.

Salimos de su despacho y caminamos hacia mi habitación. Abrí la puerta, y dejé ella misma  viera con sus ojos lo que había pasado.

- ¿Quién podría haber hecho algo así? - Preguntó mirándonos. - ¡Ay! La cerradura está forzada. ¿Te han robado algo?

- No, esta todo.

Cerró la puerta y se dirigió a nosotros.

- Te explicó que opciones tienes. Ahora mismo todas nuestras habitaciones están ocupadas, en la residencia de chicos hay algunas, te podemos hacer un hueco allí. Puedes quedarte en esta habitación, hasta que arreglemos. O, aunque suene grosero por mi parte, puedes alquilar un apartamento, en la zona donde vive Blake se alquila un estudió.

- Necesitó hablar con mi madre sobre esto. ¿Puedes darme cinco minutos?

Carla asintió y salí de la habitación marcando el número de mi madre.

Llamada con mamá.

- ¡Cariño! Que bien que llamas.
- Hola mamá, ¿qué tal?
- Oh, oh, ¿qué pasa? Te tiembla la voz.
- Ayer por la noche, cuando volvía de recoger el coche, me encontré la habitación destrozada, la cerradura está forzada.
- ¡Qué, qué!
La escuché gritar.
- Philip ven aquí ahora mismo, tenemos un problema. Cariño estas en manos libres.
- De acuerdo mamá.
- Cuentale a Philip lo mismo que me has dicho a mí.
- Ayer entraron en mi habitación y la destrozaron, la cerradura está forzada.
- ¡De verdad! Pero qué universidad es esa.
Ahí estaba Philip
- Ahora estoy con la presidenta, me pregunta qué quiero hacer. Si quedarme aquí, en esta habitación porque todas están ocupadas, ir a ma residencia de chicos o alquilar un estudio.
- De ninguna manera voy a permitir que te quedes allí.
- Cierto Bella, haz caso a tu madre. Sino irá allí y las cosas acabarán mal.
- ¿Y qué hago?
La frustración se apoderó de mí.
- Alquila el estudio.
- Mamá, ¿y cómo quieres que lo pague? Conlleva luz, agua y además el alquiler.
- Nosotros lo haremos.
- Gracias Philip, pero no me siento bien.
- Bella, nosotros no nos sentimos bien al dejarte allí sola, y ahora ha ocurrido esto. Ahora mismo iremos al banco e ingresaremos dinero en tu cuenta, no te preocupes.
- Me pagáis demasiadas cosas, no me siento bien permitiendolo.
- Cariño, deja de decir tonterías, eres mi hija y haré lo sea para que estés bien.
- Cierto, Bella, ¿qué pasaría si ocurre de nuevo? No quiero pensar que haría tu madre con esa presidenta o que haría yo.
- De acuerdo, gracias. Le diré que me iré y hoy mismo alquilaré el estudio.
- Me parece perfecto, cariño
- Y a mí.
- Vale, os quiero y otra vez gracias. Os tengo que dejar.
- Te queremos. Mantenos informamos, sino a tu madre me dará un infarto.
- De acuerdo.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora