Capítulo 3. ¿Temes enamorarte de mí?

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Aquel viernes comenzó con un rayo de sol que me persiguió durante la mañana. Detestaba el sol. Era una forma de torturar a la humanidad, y esconderte tras las paredes de una fría y oscura habitación era la única solución válida que creía posible.

Una vez más, la cafetería era mi primera parada. Comenzaba a amar aquel café y la camarera era la más amable que hubiera conocido hasta ahora. Mientras esperaba me senté en una silla y le mandé mensajes a mamá, quién exigía que lo hiciera porque comenzaba a preocuparse.

Frente a mí, la figura de Mara apareció acercándose a la barra. La siguió River y después, Blake.

Mara supo que estaba ahí, me había visto, pero para los dos restantes eran tan insignificante que ni siquiera notaron mi presencia. Mi ojos querían despegarse de aquella imagen que captaban pero mi subconsciente hacía que no pudiera hacerlo. Mara entrelazo las manos detrás de el cuello de Blake y quiso besarlo, pero él apartó el rostro y ella se alejó, aún con una mano posada en sus hombros.

Cuatro cafés después, incluyendo el mío, ellos se marcharon y yo esperé hasta perderlos de vista. Fue entonces cuando caminé hasta la biblioteca y me hundí entre sus libros antiguos, dejando a un lado aquel examen.

Mi teléfono vibró con la alarma que marcaban las doce menos diez, y con rapidez, recogí mis cosas y dejé un libro sobre la Guerra Civil que extrañamente me había parecido interesante.

Historia de la literatura, dos clases a la semana de dos horas cada una. Un descanso de cinco minutos que no te permitía hacer nada, según los veteranos, siendo para aquellos la clase más aburrida, y para mí, una de las más interesantes.

***

- Alumnos, recordad que enviaré un correo electrónico con los apuntes tomados hoy en clase y en la próxima clase decidiremos la fecha del examen. - El profesor Griffin intentaba que la muchedumbre lo escuchará, pero era imposible. Todos huimos hacia la salida en cuánto las dos horas y media pasaron.

Caminé com vehemencia hacia Pub's Jon's, durante la cena de cena de ayer pude ver una hamburguesa que tenía muy buena pinta y pensé en ella durante la mañana.

- Buenas tardes, ¿qué puedo ofrecerte?

- ¿Qué tal? Quisiera una hamburguesa vegetariana con patatas y una botella de agua, por dabie.

- Estupendo, puedes sentarte ahí a esperar. - Él escribió todo en un pequeño cuaderno y después me miró. - Ya veo que no pierdes el tiempo. - Señaló los libros que sostenía contra mi pecho.

- No puedo perderlo. - Bromeé.

- Mucha suerte.

- Gracias.

Dió media vuelta y entró en la cocina. Yo caminé hasta una mesa y dejé caer los libros en ella, abriendo los mismos segundos más tarde.

- Aquí tienes tu hamburguesa, espero que te guste.

- Gracias, tiene una pinta estupenda. - Sonreí.

Le di pequeños mordiscos ala hamburguesa y a las patatas mientras mis ojos seguían sobre el papel.

- ¿Sola otra vez, Isabella?

Levanté la vista. Blake y su sonrisa llena de egocentrismo se sentaron frente a mí.

- Blake, ¿te dejó tu hamburguesa aquí? - El mismo camarero que me había servido se acercó con un plato.

- Sí, gracias.

Cerré el libro y lo aparté, poniendo el plato frente a mí.

- ¿Cuánto llevas aquí?

- Desde que has abierto ese libro y no has dejado de mirarlo poniendo caras raras.

𝚂𝙴𝙰𝙼𝙾𝚂  𝚂𝙸𝙽𝙲𝙴𝚁𝙾𝚂 •1• ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora