Madre

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Yoongi estaba cansado, haber estado la noche entera despierto haciendo el amor con Jimin ahora estaba cobrando su factura, pero no se arrepentía, le encantaba, amaba estar con Jimin y hacerle el amor de todas las maneras posibles, le gustaba su piel, su calor, sus besos y sus caricias, era maravilloso que sea lo primero que veía al despertarse, lo amaba más de lo que pensó amar a alguien.

Al fin sentía que su vida estaba tomando un rumbo diferente, un cambio que necesitaba, podía dormir sin pesadillas, demostrar el amor que tenía por las personas que le importaban, tenía todo para comenzar de nuevo, una vida que no estuviese guiada por el dolor y la desesperanza, sus hijos ayudaban mucho, los adoraba, cuando escuchaba sus risas su corazón sufría una descarga, ya no estaba vagando por el mundo sin nada, ahora podía estar centrado, tener la motivación para seguir.

Pero, aunque los días eran buenos, a veces, el recuerdo del pasado ensombrecía sus ojos, sin embargo, lo controlaba, en esos momentos sentía que tenía todo en control. Y aunque quería una vida nueva y empezar de nuevo, olvidando las heridas del pasado, recibió la llamada de su asistente, una que le dejó helado.

Se hallaba sentado, quieto, con las emociones que hace tanto no sentía martillando su ser, la antelación al desastre, ese momento de silencio antes de que todos se fuera a la mierda, sus ojos estaban centrados en un punto fijo, su respiración detenida, quería tomar aire, pero sus pulmones no se extendían lo suficiente, se estaba ahogando en su propio interior.

Escuchó la puerta, y todo a su alrededor se detuvo. Habían pasado casi dos años, desde que la vio por última vez, en el funeral de su padre, cuando las máscaras que habían construido durante décadas estaban derramadas en el suelo, como ácido, cuando ya no tenían algo que les impulsara mantener la farsa, que los había dejado desnudos, pero demasiado heridos para responder, cuando la realidad del pasado y del dolor golpeo sus seres. Y decidieron que lo mejor era huir, como los cobardes que eran.

Lucía igual que siempre, las cosas no habían cambiado, aunque sus ojos eran más fríos y maduros, su porte excepcional, siempre dijo que era hermosa, que cuidaba bien de su cuerpo y de su aspecto, que a pesar de su edad seguía pareciendo joven, pero eso pensaba él, al final de cuentas, era su madre.

A través de sus ojos, pudo ver que ella se sentía de la misma manera por estar ahí, lo observaba con temor, porque no había cosa peor que enfrentarse a la culpa y los grandes errores de la vida.

—Yoongi—dijo en voz modulada.

Su voz le trajo de vuelta, la observó y tragó en seco, relamió sus labios ligeramente porque estos se encontraban muy secos de repente.

—Madre—dijo en el mismo todo—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Ella se adentró, caminando con inseguridad hasta la silla que estaba frente a él, tomó asiento, desvió la mirada a las fotografías que Yoongi tenía sobre el escritorio, de sus hijos, una fotografía de un niño que era la viva imagen de su hijo, otra de una pequeña recién nacida a la cual no conocía, y por último Sana, su pequeña de sonrisa cálida. Yoongi se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se sintió incomodo, no quería que su madre viera a sus hijos, ni siquiera en fotos, no confiaba en ella.

—Han crecido mucho—dijo con una media sonrisa—. Kai se parece a ti, la bebé a Jimin. ¿Cómo se llama?

—No te importa—dijo más tosco de lo que planeaba—. ¿Qué haces aquí?

—Supe del accidente de ChanYeol y Baekhyun.

Yoongi entrecerró los ojos confundido. —¿Cómo es que los conoces?

—Hace poco conocí a ChanYeol, él quería respuestas sobre el accidente.

—Entiendo—hizo una mueca—. El accidente, donde jamás me dijiste que había causado la muerte de otras personas.

Un Cambio De Vida *YOONMIN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora